La trabajadora social de la Universidad Nacional y exdirectora ejecutiva de la Fundación Colombia Diversa, Marcela Sánchez Buitrago, reconoce la importancia del derecho a la equidad sexual.
Admite que cambiaría parcialmente el enunciado establecido por la WAS para explicarlo mejor: “el derecho a la igualdad en el ejercicio de la sexualidad, le cambiaría raza por color de piel; no usaría la palabra limitación física o emocional, sino que hablaría sobre distintas capacidades físicas y emocionales y el resto me parece que refleja lo que es”.
Agrega que “Colombia tiene una profunda desigualdad sexual o profunda desigualdad en el campo de la sexualidad. Hay unos privilegios para algunas personas”.
Según datos de la Secretaría de Integración Social, solo en Bogotá el 50,6% de lesbianas, gays y bisexuales, y el 100% de transgeneristas, han sufrido algún tipo de agresión física o verbal.
El dolor de la metamorfosis
Eliana Rubistein Rubashkyn es una mujer transgénero colombiana que abandonó el país por causa de la discriminación.
Es vegetariana hace dos años, le encanta la cocina, en especial la repostería. Habla español, inglés, portugués, ruso, hebreo y chino mandarín. Obtuvo el título de química farmacéutica de la Universidad Nacional de Colombia en 2011 y ese año ganó una beca en la Universidad Médica de Taipéi para hacer una maestría.
En 2014, después de ser víctima de abuso sexual y refugiada en Hong Kong, empezó para ella “uno de los mayores logros en mi vida: haber roto las reglas sociales definidas, los viejos paradigmas de nuestra sociedad, haber logrado un reconocimiento que la ONU en pocas ocasiones otorga. Hoy soy libre y puedo vivir sin miedos, soy feliz y soy quien siempre fui”.
Se convirtió en la primera transgénero reconocida como mujer por las Naciones Unidas, a pesar de no haberse sometido a una cirugía genital, es decir, conservar su pene.