Mejor un desayuno bien "trancao" que una cena abundante

Estudio nutricional demuestra que el cuerpo gasta el doble de energía procesando alimentos en la mañana que en la noche. Una situación para tener en cuenta al diseñar estrategias para prevenir obesidad y reducir azúcar en la sangre.

Redacción Vivir
21 de febrero de 2020 - 09:01 p. m.
Nuestro cuerpo gasta energía cuando digerimos los alimentos. Este proceso es conocido como termogénesis inducida por la dieta. / Pixabay
Nuestro cuerpo gasta energía cuando digerimos los alimentos. Este proceso es conocido como termogénesis inducida por la dieta. / Pixabay

En medio de un mar de información sobre qué comer, cómo y cuándo, un grupo de investigadores de la Universidad de Lübeck en Alemania acaban de publicar en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism los resultados de un trabajo que añade algo interesante a la siempre difícil tarea de llevar una vida más saludable: Comer un gran desayuno en lugar de una gran cena puede prevenir la obesidad y el nivel alto de azúcar en la sangre.

El mismo acto de comer y procesar alimentos implica un gasto de energía por parte del cuerpo. Los especialistas lo conocen como termogénesis inducida por la dieta. Sin embargo, como lo advirtió Juliane Richter, de la Universidad de Lübeck en Alemania y sus colegas, se trata de un proceso que no es constante y varía según las horas del día. 

"Nuestros resultados muestran que una comida que se come en el desayuno, independientemente de la cantidad de calorías que contiene, genera el doble de termogénesis inducida por la dieta que la misma comida que se consume en la cena", dijo Juliane Richter, a través de un comunicado. "Este hallazgo es significativo para todas las personas, ya que subraya el valor de comer lo suficiente en el desayuno".

Los investigadores realizaron un estudio de laboratorio de tres días con 16 hombres que consumieron un desayuno bajo en calorías y una cena alta en calorías, y viceversa en una segunda ronda. Descubrieron que el consumo idéntico de calorías condujo a una termogénesis 2.5 veces más alto en la mañana que en la noche después de las comidas altas en calorías y bajas en calorías.

También notaron que el aumento inducido por los alimentos de las concentraciones de azúcar en sangre e insulina disminuyó después del desayuno en comparación con la cena. Los resultados también muestran que comer un desayuno bajo en calorías aumenta el apetito, específicamente para los dulces.

"Recomendamos que los pacientes con obesidad y las personas sanas coman un desayuno abundante en lugar de una cena abundante para reducir el peso corporal y prevenir enfermedades metabólicas", dijo Richter.

Por Redacción Vivir

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar