Alucinante

José Fernando Isaza
16 de agosto de 2018 - 05:10 p. m.

La Universidad de Stanford es reconocida por sus investigadores en el campo de altas energías, gracias al acelerador lineal de partículas; cerca del cual se encuentra el laboratorio de nanotecnología, que logra manipular nanopartículas y átomos y hacer que tomen formas predeterminadas.

Allí trabaja el profesor Carter Chandler, quien varias veces ha sido postulado para el Premio Nobel de Física. El profesor es reconocido por su posición no solo agnóstica, sino abiertamente atea. En varias ocasiones ha invitado a conferencias a Richard Dawkins, quien fue gran amigo de C. Hitchens. En los pasillos del laboratorio se comenta que esta es, tal vez, una de las razones por las cuales la academia de Suecia no le ha otorgado el Nobel a Chandler: puede ser políticamente incorrecto.

Hace pocos meses en su laboratorio, Chandler estaba tratando de reproducir el experimento que permitió alinear un grupo de átomos y formar el acrónimo IBM. Observó el resultado a través del microscopio de tunelamiento, más sensible que el microscopio electrónico, pero el experimento realizado no generó las tres letras sino un texto. Estaba escrito en idiomas que el profesor no conocía. Con una imagen del texto visitó a su colega el lingüista Harrison Warebeke, quien le dijo que el texto estaba en griego antiguo y en arameo. Y lo tradujo así: “Soy tu Señor, deja tu soberbia, acepta mi existencia, predica mi verdad”.

Chandler no sale de su estupor. La probabilidad de que esto ocurriera por azar es menor a que alguien se gane diez veces consecutivas el Baloto. Escribir un artículo sobre este resultado y tratar de publicarlo en una revista como Nature o Physical Review es inútil; el experimento no podrá repetirse. Así que tomó la siguiente decisión, muy criticada por sus colegas: escribió un texto sobre “el milagro” y lo envió a la Fundación John Templeton.

Esta fundación, que promueve los estudios de acercamiento entre la ciencia y la religión, otorga generosos premios a los trabajos que estimulen la espiritualidad. Científicos de la talla de Paul Davies, Freeman Dyson, John Polkinghorne y Martin Rees han recibido el premio, que asciende a $1'200.000 libras esterlinas, cerca de $4.500 millones. Entre los galardonados, Rees es un astrofísico que se declara o declaraba ateo. Por su parte, Richard Dawkins, menos elogioso del premio, dijo: “es una enorme suma de dinero otorgada generalmente a un científico dispuesto a decir algo agradable sobre la religión”. J. Polkinghorne ha escrito textos en los que trata de conciliar la doctrina de la predestinación con el libre albedrío, utilizando el principio de incertidumbre, la relatividad del tiempo y la teoría del caos.

Hay alta probabilidad de que Chandler sea honrado con el premio Templeton en el año 2019. Sus colegas afirman que está asistiendo a la Iglesia metodista.

Lo anterior es una falsa noticia, la inventé mientras escribía esta columna. Lo referente a la Fundación John Templeton sí es cierto. El relato puede parecer verdadero: se dan nombres, se cita una prestigiosa universidad, el alineamiento atómico se ha realizado. Falsas noticias como estas circulan permanentemente en la red. Con alguna razón se dice que todo lo que circula en internet es falso a menos que se demuestre lo contrario.

El sistema educativo deberá esforzarse en formar personas con pensamiento crítico y conocimientos adecuados de ciencia y humanidades para que sepan distinguir entre la basura y el conocimiento.

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