Andrés es el fenómeno más grande que hemos conocido en Colombia como sitio de diversión. Cuando se inició, con su estilo claramente definido, era un restaurante campestre en las afueras de Chía, como sigue siendo, y se comía bien, dadas las expectativas.
El nuevo restaurante está ubicado en una edificación especialmente construida para Andrés en el Centro Comercial El Retiro de Bogotá. Es una verdadera audacia como negocio. El costo de montaje debió ser inmenso. Funciona siete días a la semana, tres veces al día, tenemos que pensar que buena parte de su tiempo lo dedica a ser restaurante. ¿Pero puede existir Andrés como restaurante puro? Fuimos a explorar esa posibilidad. Probablemente Andrés Jaramillo, personaje realmente iluminado en el tema, dirá: no me ha entendido, esto es otra cosa, y la más exitosa que jamás nadie ha ideado en diversión en Colombia. Yo me atrevería a decir en Latinoamérica. Nadie puede explicarse exactamente las “razones” de su rotundo éxito. Pero es que muchas veces la genialidad no se encuentra con la razón.
El nuevo sitio es anonadante. Son cuatro pisos arreglados al estilo Andrés, aunque un poco más “elegantes” que el original. Con capacidad para entre 700 y 800 personas sentadas y, según me cuentan en el lugar, en noches de gran euforia alberga a 1.300.
Pedimos la carta. Esta es confusa e inmensa, y por supuesto, no pretende parecerse a la carta de un restaurante tradicional. La oferta básica de Andrés es la parrilla. Ofrece carnes de res, con chinchulines, mollejas de ternera etc., carne de cerdo, pollo, pescado. Precios de los platos alrededor de los $47.000. Un aparte de la carta con carnes argentinas, a más precio, por supuesto. Acompañados de arepas, chorizos, chicharrones y vegetales a la parrilla. Está ingresando en comida colombiana y una especie de popurrí, con un menú bien escogido que no probamos en esta: “La cocina de Marco”. Ofrece también una parte para “onces”. La carta de postres ofrece 42 platos. Cuenta con una carta de vino bien surtida y ofrece, por supuesto, sus cocteles servidos en totuma predispuestos a la rumba.
Iniciamos con un plato de chicharrones con arepas. Las arepas paisas y los chicharrones, aunque crocantes y sabrosos, distaban de lo excelso. Los chorizos antioqueños, buenos, pero tampoco alcanzamos la gloria. Pedimos una punta de anca a la parrilla término medio. Es culinaria elemental, pero hay que exigir la perfección en la técnica, y ésta estaba perfecta. El tomate asado relleno con puré de papa iba perfecto con la carne. Las salsas que acompañaban chorizo y carnes estaban ricas y bien balanceadas (chimichurri, tomate fresco, guacamole y vinagreta). Alternamos la carne con vegetales a la parrilla: palmitos frescos, espárrago, berenjenas (especialmente buenas), mozarela derretida, pimentones, mazorquitas, hongos, brócoli, coliflor y tomate seco. Muy buena variedad. El postre, un mouse de maracuyá sin pena ni gloria. Los precios altos para restaurante, apropiados para la rumba. En definitiva, aun como restaurante, vale la pena la experiencia.
Centro Comercial El Retirosecomebienaqui@gmail.com