Antonio Caballero: el Ricardo Arjona colombiano

Columnista invitado EE
26 de diciembre de 2017 - 07:51 p. m.

Por: Mariángela Urbina

Antonio Caballero, una de las mentes más brillantes de Colombia, utilizó en su última columna el mismo argumento que una canción de Ricardo Arjona.

En la conclusión de su segundo texto sobre el acoso, Caballero escribe: “Con esto no quiero decir que el machismo sea un progreso con respecto al feminismo, ni que el uno o el otro sea bueno y el otro malo, o viceversa, sino que existen los dos: el machismo es, como el feminismo, una manera de ser. Hay mujeres machistas, como hay hombres feministas. Y creo que el feminismo y el machismo no están condenados a enfrentarse, sino que pueden pacíficamente coexistir”.

Eso se parece mucho, por no decir que la línea de pensamiento es idéntica, a una canción de Arjona, que suena en las empresas cada vez que se celebra el día de la mujer. Conocemos la letra. Dice así: “Mujeres/Lo que nos pidan podemos/Si no podemos no existe/Y si no existe lo inventamos por ustedes mujeres. (...) Nosotros con el machismo/Ustedes al feminismo/Y al final la cosa termina en par/Pues en pareja vinimos/Y en pareja hay que terminar”.

Tanto Caballero como Arjona coinciden en equiparar el machismo con el feminismo, como si ambas cosas fueran dos maneras inofensivas de entender el mundo. El machismo mata centenares de mujeres anualmente en Colombia, y como el feminismo se le opone, entonces es la misma cosa. Muy Arjona, definitivamente. Y ahora Caballero dice lo mismo. Que ambos sean hombres tan distintos, Arjona un cantante popular, burlado por sus metáforas fallidas, y Caballero, un columnista serio y admirado, demuestra que no importa qué tan brillante sea el tipo, ambos, muchos, están ciegos.

Vea usted a Louis Ck, a quien yo veía sagradamente hacer monólogos que él mismo llamaba feministas y soñaba con entrevistarlo algún día, hasta que terminó aceptando que en efecto se desnudaba frente a colegas con menos poder y se masturbaba delante de ellas sin su consentimiento. “Eso es mala educación, no es un abuso”, diría Caballero, quien defiende la tesis de que si usted no es una niña violada en África por la guerrilla Boko Haram, o una mujer esclavizada en Arabia Saudita, no tiene derecho a quejarse.

“Dieciséis mujeres, y ya deben ser más, están acusando a Donald Trump de abusos sexuales porque alguna vez les tocó el culo o les pellizcó una teta: grosería, sí, pero no hay que confundir la vulgaridad con el abuso sexual, que es una cosa grave”, escribió Caballero.

El machismo y el feminismo no son la misma cosa. El machismo, definido formalmente como la actitud o creencia de pensar que el hombre está por encima de la mujer, en Colombia, para agosto de este año, había causado la muerte de 565 mujeres, la mayoría de ellas asesinadas por sus parejas o exparejas, por celos en muchos de los casos.

“Es mía”, dijo un carnicero en Cúcuta antes de clavarle el cuchillo a su exesposa. Eso es lo que hace el machismo, Caballero. El machismo hace que miles de hombres crean que somos de su propiedad. Y podría seguir con los efectos que esa creencia trae consigo: cada hora 16 mujeres son víctimas de violencia sexual en Colombia. Cada año, 70 mujeres mueren en salas de aborto clandestinas. Y puedo seguir, pero se me acaba el espacio.

El feminismo, en cambio, y esto es lo que no entiende Caballero (y Arjona tampoco), es un movimiento social que busca que las mujeres tengamos igualdad de derechos; derechos que tradicionalmente se los han quedado los hombres. El feminismo nació para luchar porque nos dejen de matar, nos dejen de violar, nos dejen de abusar, para que dejen de decidir sobre nuestro cuerpo.

El feminismo no busca poner a nadie por encima de nadie. Al contrario, el feminismo lo que pretende es acabar con la violencia, en particular con la violencia a la que estamos expuestas las mujeres. Les pregunto, entonces, Caballero, Arjona: ¿Cuántos hombres se han muerto en Colombia y en el mundo por cuenta del feminismo? ¿Acaso el feminismo le ha cobrado la vida a alguno de ustedes? El feminismo entiende nuestras diferencias, pero busca que seamos iguales en derechos, busca que convivamos pacíficamente. Equiparar el machismo con el feminismo no solo es un absurdo apabullante, sino peligroso.

Lo que demostraron las denuncias de abuso contra Trump y productores, actores, periodistas y otras celebridades en Estados Unidos, es que todas las mujeres hemos estado expuestas a la violencia. Desde las niñas violadas por militantes de la guerrilla africana que cita Caballero, hasta Angelina Jolie. Sí, las niñas violadas por Boko Haram no tienen acceso a la prensa. Pero el hecho de que Angelina Jolie esté mostrando públicamente cómo afectó su vida el hecho de que Harvey Weinstein le propusiera hacerle un masaje no es una trivialidad, como sugiere Caballero, ni la hace una “victimista”. Al contrario, la convierte en una mujer valiente que a pesar de todo lo que denunciar trae consigo, se atrevió a hablar en voz alta. Su denuncia y la de las otras famosas, es una muestra de que todas, sin importar nuestra clase social, o nuestros privilegios, hemos sufrido de violencia, o hemos estado expuestas a ella.

Que a uno le "pellizquen a una teta" no es mera grosería, es un abuso. ¿Será que Caballero alguna vez se ha preguntado como se siente una mujer después de vivir una situación así? Seguramente no.

El sueño del feminismo es que esas denuncias de actrices estadounidenses famosas generen un impacto tal que las niñas violadas por Boko Haram, que son las que le importan a Caballero, o por los paramilitares o la guerrilla colombiana, se sientan respaldadas, y sepan que no están solas. Y que sepan que pueden buscarnos, y que aquí las vamos a escuchar, y que les vamos a creer y que su dolor nos importa.

El sueño, también, es que las mujeres en el poder en Colombia se sumen ese movimiento que empezaron las estadounidenses. Periodistas, actrices, modelos, escritoras colombianas: es su momento. Es el momento de hablar en voz alta. Sé que tienen mucho por contar, mucho por denunciar, lo escuchamos a diario en los pasillos de nuestros trabajos, lo hablamos cuando nos tomamos un café. Es hora de contarlo con nombres y apellidos. Son ustedes, son las mujeres que tienen acceso a los medios, las que pueden, con mucha valentía y firmeza, generar un cambio que realmente transforme el mundo en el que vivimos y cree un país nuevo, donde 565 mujeres no sean asesinadas, donde ninguna mujer sea asesinada por el hecho de ser mujer.

¿Se sienten amenazados por eso? Entonces no están llamados a construir un mundo más justo. Las mujeres vamos a empezar a hablar. Entonces, Caballero, Arjona, ¿de qué lado de la historia quieren estar?

Nota: No estoy diciendo que Caballero sea en su vida personal o laboral un acosador, faltaba más, solo lo conozco a través de sus textos, que, de hecho, en el pasado sirvieron para inspirarme en esto del periodismo. Pero siendo él una figura tan influyente en el mundo de la opinión colombiana, sin duda su visión termina por alentar a los acosadores.

@mariangelauc

 

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