Antrópico

José Fernando Isaza
19 de diciembre de 2019 - 05:00 a. m.

La temperatura atmosférica está determinada por varios factores naturales. Los más significativos son las erupciones volcánicas, las variaciones de la actividad solar, la oscilación del eje de rotación de la Tierra con respecto al plano de la órbita y la precesión de los equinoccios, que modifica la orientación del eje de rotación con respecto al sol. Estos últimos, de acuerdo con M. Milankovitch, pueden explicar los ciclos de las grandes glaciaciones. La actividad humana también contribuye a la modificación de la temperatura atmosférica.

Esta es sensible a la presencia de los denominados gases de efecto invernadero, el anhídrido carbónico (CO2) y el metano. La era de los combustibles fósiles que acompaña a la revolución industrial ha producido un aumento del CO2 a una tasa que hace que su concentración sea la más alta de los últimos 800.000 años . En menos de dos siglos, período corto en términos geológicos, pasó de 280 partes por millón a 415 partes por millón. El metano, gas natural, tiene 20 o 30 veces más efecto unitario sobre la temperatura que el CO2 y explica el 20 % del calentamiento global. La concentración alcanza 1,9 partes por millón y antes de la era industrial era de 1,2 partes por millón.

En el período 1870-1940, que coincide con el crecimiento demográfico y el uso masivo de combustibles fósiles, la temperatura media atmosférica creció 0,3 ºC, terminándose así la pequeña glaciación, que siguió a un período medieval caliente. Este incremento de temperatura acompañó la revolución verde. A partir de 1940-1975, la temperatura oscila y no presenta un aumento sostenido. En el período 1970-1985, la comunidad científica estuvo dividida. Por una parte, el modelo astronómico predecía una reducción de la temperatura, y el modelo de Arrhenius, un crecimiento por efecto de los gases de efecto invernadero, fruto de la actividad humana. A partir de 1983 la evolución de la temperatura mostró un claro crecimiento sostenido, llegando a niveles de 1,1 ºC superiores a los de 1850, es decir 0,8 ºC mayores que en 1950. Un estudio de la University College de Londres (A. Koch) plantea hipótesis de la disminución de la temperatura que siguió a la primavera medieval.

“La alteración que provocó el asentamiento europeo en el continente americano llevó al abandono de una enorme superficie de tierras agrícolas que fue ocupada por árboles de rápido crecimiento y otro tipo de vegetación. Esto quitó suficiente dióxido de carbono CO2 de la atmósfera como para que, con el tiempo, se enfriase el planeta”.

“A finales del siglo XV vivían en América 60 millones de personas (aproximadamente 10 % de la población mundial), que se redujeron a solo cinco o seis millones en un período de 100 años”.

“La masacre de los pueblos indígenas de América condujo al abandono de suficiente tierra cultivada que tuvo un impacto detectable tanto en el CO2 atmosférico como en las temperaturas de la superficie terrestre”.

Una hipótesis que puede explicar por qué no disminuyó la temperatura a partir de 1950, como lo mostraban los modelos astronómicos, es el efecto antrópico, la emisión de CO2 y metano sobrecontrarrestó los efectos de precesión y rotación del eje de la Tierra, en forma tal que se creó un riesgo catastrófico en el futuro cercano.

Nota. Por vacaciones, esta columna no aparecerá en las próximas semanas.

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