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Aprender de la minga

25 de octubre de 2020 - 03:00 a. m.
La minga indígena dejó una hoja de ruta de cómo podemos manifestarnos mejor en Colombia y cuánto tiene todavía por aprender el Estado para atender esas demandas. / Foto: El Espectador
La minga indígena dejó una hoja de ruta de cómo podemos manifestarnos mejor en Colombia y cuánto tiene todavía por aprender el Estado para atender esas demandas. / Foto: El Espectador
Foto: Mauricio Alvarado

Tanta tensión no era necesaria. A pesar de lo caldeado que estuvo el debate público, de los señalamientos y la estigmatización, de las discusiones entre el Distrito y el Gobierno Nacional, la minga indígena vino hasta Bogotá, hizo valer su protesta, dejó un claro mensaje, se ganó la simpatía de los ciudadanos a su paso y dio una clase maestra de cómo las manifestaciones pueden hacerse sin destruir ni sembrar más caos.

Desde distintas trincheras vimos cómo se lanzaban rumores sobre la infiltración de la minga, sobre un caos por venir, sobre la necesidad de detener el avance de los manifestantes. Para los murales de la infamia quedará, por ejemplo, el tuit del presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos, José Félix Lafaurie, en el que se preguntó por las botas de los “indígenas”, así, entre comillas, que se dirigían hacia Bogotá, dado que el presidente Iván Duque no había viajado a reunirse con ellos en el Cauca. No solo por tratarse de un intento despiadado por estigmatizar todo un movimiento en búsqueda del reconocimiento de sus reclamos políticos, sino porque es una buena síntesis del clima del debate público en Colombia por estos días.

En contraste, la minga pasó por Bogotá y no hubo caos. Su travesía por varias ciudades de Colombia dejó mucha gente contagiada de su fuerza y de su emoción, y nada más. En la capital, el secretario de Gobierno del Distrito, Luis Ernesto Gómez, compartió fotografías de cómo la minga dejó ordenado y limpio el lugar que ocuparon. También la Plaza de Bolívar donde se manifestaron. No hubo vandalismo ni infiltración. Por el contrario, se vio a la Guardia Indígena evitando que encapuchados marcharan con ellos. La tenían clara: su objetivo era, en paz, hacerle un llamado de atención al gobierno de Iván Duque. Y lo lograron.

Por supuesto que fue un acto político. Resulta incomprensible, por decir lo menos, que esa característica la hubieran enfatizado los voceros del Gobierno para descalificar la minga. Una vez los hechos dejaron sin piso la estigmatización inicial, no les quedó otra opción que reconocer la validez de la protesta y acudir entonces a su carácter político como razón para que el presidente no la atendiera. Qué pobre concepto de la política parecen tener quienes nos gobiernan.

La minga ha dejado varias lecciones que tenemos que considerar en las manifestaciones venideras. Para empezar, el orden y el respeto por los bienes públicos. Sin la distracción de quienes salen a destrozar, el único mensaje que se escuchó fue el de los reclamos que le hacían los indígenas al Gobierno. El mensaje no se fortalece, antes bien se debilita, cuando media la violencia.

Además, la colaboración con el Distrito demuestra que, cuando los gobiernos son receptivos y no salen a estigmatizar el derecho a la protesta, se pueden entablar puentes eficaces de comunicación que evitan desastres. También hace que los ciudadanos se sientan escuchados y reconocidos como actores valiosos en esta democracia.

En su momento señalamos que era innecesario para la minga exigir la presencia del presidente Duque, y nos sostenemos. El problema no estaba en que ese encuentro sucediera o no, sino en cómo se planteaba la relación del Estado con las demandas de los indígenas. Su insistencia por llegar hasta Bogotá dejó algo que trasciende los intereses particulares de esta protesta: una hoja de ruta de cómo podemos manifestarnos mejor en Colombia y cuánto tiene todavía por aprender el Estado para atender esas demandas.

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Javier Dairo(17568)26 de octubre de 2020 - 12:27 a. m.
EXCELENTE, PRECISA Y CONTUNDENTE EDITORIAL..,No. obstante Cocientes de que estamos en tiempos de: La KGB,La Gestapo, El III Reich, o sea en,!LaCosaNostraColombiana!,de, “MATARIFE, él Genocida Innombrable", toca, ESPERAR, no salgan los: Tontos de Capirote, Mal Pagos Operarios de la ,"BODEGUITAFURIBESTIA",a Insultar, y tergiversar la OPINIÓN y, COMENTARIOS!!!, cierto Señores del DEMOCRÁTICO FORO?.
Fercho(25932)25 de octubre de 2020 - 11:37 p. m.
La Minga es una invitación a caminar unidos por conseguir la paz. Pero también hacer valer los derechos constitucionales y repudiar los crímenes, el incumplimiento de acuerdos y trabajar en equipo por una Colombia más justa. Debemos apoyar estas expresiones que deben ser propias de una verdadera democracia. Un Saludo.
  • Javier Dairo(17568)26 de octubre de 2020 - 12:45 a. m.
    Hagan lo que hagan Digan Lo Que Digan De “MATARIFE, él genocida Innombrable”, “De La lafar", De JuanMa, de Petro, De Marulanda, De Falsardo, Qué a Palabras Necias..., Oídos Sordos! Y Sea como Sea o como haya sido, TOTAL siempre, seguiremos, Exclamando, Convocando e Invitando Diciendo..., "GUSTAVO FRANCISCO PETRO URREGO PRESIDENTE 2022-2026 POR UNA COLOMBIA HUMANA Y MAS DIGNA".
Amadeo(14786)25 de octubre de 2020 - 04:14 p. m.
Ustedes se escandalizan porque el señor Lafaurie haya hecho notar la botas nuevas con las cuales iban ataviados los mingueros, pero ni por curiosidad periodística se preguntan cómo y quien financió esa bien organizada operación logística que, como lo hicieron notar periodistas en Cali, ademas de los buses escaleras, había unos 120 vehiculos particulares, entre ellos, Camionetas de alta gama.
  • Javier Dairo(17568)26 de octubre de 2020 - 12:30 a. m.
    PRECISO Y, Descubierto, “COMENTARISTAS PREPAGOS”, como salvavidas del a Toda vista inevitable, e inatajable,derrumbamiento,del,”ESPUREO E ILEGITIMO REGIMEN”,impuesto por un muy hábil Máster de la Retórica Demagógica,varata,Populista y, Afortunadamente RECONOCIDO NACIONAL E INTERNACIONALMENTE, como..., "MATARIFE, el Genocida Innombrable", cierto amigues y compañeros de este DEMOCRÁTICO FORO ?
Alberto(3788)25 de octubre de 2020 - 04:02 p. m.
En desacuerdo con la postura de que no era necesario que el señor ese los recibiera, el no hacerlo, por el contrario, refleja lo que es, un gobierno vil al servicio de intereses de poderosos, incluso algunos delincuentes, y que da la espalda y ataca al pueblo. De acuerdo con lo de la enseñanza.
Amadeo(14786)25 de octubre de 2020 - 03:24 p. m.
Ese editorial demuestra que El Espectador ha perdido su norte y que ahora la linea editorial está siendo manejada por un grupo de activistas y constestarios que son radicales opositores al gobierno. Y si solo era politica la motivación porque callan que las peticiones anteriores habían sido atendidas? Aquello que debe ser un comportamiento normal ahora se exalta como excepcional.
  • Javier Dairo(17568)26 de octubre de 2020 - 12:31 a. m.
    Hagan lo que hagan Digan Lo Que Digan De “MATARIFE, él genocida Innombrable”, “De La lafar", De JuanMa, de Petro, De Marulanda, De Falsardo, Qué a Palabras Necias..., Oídos Sordos! Y Sea como Sea o como haya sido, TOTAL siempre, seguiremos, Exclamando, Convocando e Invitando Diciendo..., "GUSTAVO FRANCISCO PETRO URREGO PRESIDENTE 2022-2026 POR UNA COLOMBIA HUMANA Y MAS DIGNA".
  • Julio(25062)25 de octubre de 2020 - 05:14 p. m.
    Entonces, para ustedes, el norte de Colombia debe ser su adorado dios de barro ,callar sus genocidios y sus asaltos descarados al erario público , su romance descarado con los príncipes del narcotráfico que le permitieron hacer elegir a nombre del ÑeÑe Hernandez y sus conmilitones al pajecito de la piara llamado Duque(un mitómano y un engreído que movería a risa si no fuera flamante presidente)??
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