Aritmética

José Fernando Isaza
06 de diciembre de 2018 - 05:00 a. m.

Al presidente del Senado, durante el penúltimo debate sobre la corrupción de Odebrecht, se le fue un error al contabilizar el tiempo en el que el fiscal había hecho uso de la palabra: “la intervención empezó a las 8:20 p.m. son las 9:22 p.m., por lo que ha hablado 102 minutos”. Este error surge al definir una hora como 100 minutos y no 60, como es la conversión universal.

El sistema de numeración en base 60 data de los babilonios: dividir una hora en 60 minutos, no en 100, como creía el senador Macías. La circunferencia la dividen en 360 grados, lo que determina que el ángulo recto mida 90 grados. Algunos intentos para modificar esta conversión han fracasado, ciertas calculadoras tienen la opción de medir la circunferencia en 400 grados. En un mal chiste se pregunta ¿a qué temperatura hierve el agua al nivel del mar? Se responde: a los 90 grados; se le corrige: los que hierven a 90 grados son los ángulos rectos. La insistencia de los sumerios en la base 60 los llevó a definir el año con una duración de 360 días, pero el error se iba acumulando rápidamente. Los egipcios y los romanos ajustaban en forma satisfactoria el calendario: se decretaban cinco días de carnaval. Como la duración del año es de 365,242190… días, había que ajustar el calendario para que las estaciones se iniciaran a su debido tiempo. En el año 45, Julio César ajustó el calendario añadiendo un día cada cuatro años: el año bisiesto; fue una mejora sustancial, pero la Tierra requiere un poco menos de 365 días y un cuarto para realizar su órbita, así que en el año 1582 el desfase llegaba a 11 días. Por eso el papa Gregorio XXIII introdujo el calendario (que se llamó gregoriano), cuando el 4 de octubre se convirtió en 15 de octubre, y los años terminados en 00 solo son bisiestos y son divisibles por 400, por eso el 2000 fue bisiesto. Como la rusia zarista no había adoptado el calendario gregoriano, la revolución de octubre de 1917 tuvo lugar en noviembre.

Con alta probabilidad, el sistema decimal (10, 100, 1.000...) se originó por tener un ábaco natural: los diez dedos de las manos. La civilización maya cuenta también los dedos de los pies, por eso emplean la base 20 para la numeración. Las computadoras, generalmente, emplean el sistema binario 0-1 para su funcionamiento interno.

A pesar de que el cristianismo romano se rige por el calendario gregoriano, no determina una fecha fija para la Semana Santa, lo cual es una molestia para programar las vacaciones sin un calendario a la mano. El Domingo de Resurrección es el primer domingo que sigue a la primera luna llena después del equinoccio de primavera, el 21 de marzo. La Navidad corresponde, con tres días de desfase, al día más corto en el hemisferio norte.

Un gran lío con las unidades es el uso de los billones y trillones. Para los anglosajones un billón son mil millones; para los hispanos un billón son un millón de millones. El trillón es para los anglosajones mil billones; para los hispanos es un millón de billones o mil. Los científicos evitan esta confusión empleando potencias de 10. Como parece imposible llegar a un acuerdo, puede proponerse el empleo de prefijos de aceptación general por ejemplo 1 kilo peso = $1.000, 1 mega peso = $1’000.000, 1 giga peso = $1.000 millones, 1 tera peso = $1 millón de millones. El millardo (mil millones) está incursionando y se evita el uso ambiguo del billón. Esta solución puede ser menos costosa que quitarle ceros a los pesos.

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