En noviembre, sir Alex Fergusson cumplirá 22 años como técnico del Manchester. En este largísimo período el escocés ganó diez Premier League, cinco FA Cup, dos Carling Cup, una Liga de Campeones, una Copa Intercontinental , una Recopa Europea y una SuperCopa. Y el rancho ardiendo porque el miércoles, el elenco disputará la Champions contra el Chelsea.
Claro, son muchos títulos pero también son muchos años al frente de la institución. Toda una vida. ¿Cuántos proyectos, cuántos jugadores, cuántos fracasos, le han soportado? Y sin embargo, el hombre con su carita rechoncha y rojiza sigue al frente, en una muestra de seriedad corporativa que a ratos produce envidia de la buena tras ver lo desordenado y falto de seriedad que es el fútbol en otros países.
El Madrid echó a Capello, tras sacarlo campeón de la Liga en la temporada pasada. El Barça anunció el finiquito de Rijkjaard, tras dos años de fracasos luego de conducirlo a los títulos de la Liga y de la Champions hace dos temporadas.
Y en Argentina, Miguel A. Russo salió campeón de la Libertadores con Boca hace un año y en diciembre lo echaron porque no ganó la Intercontinental . En Argentina arrancan 20 y terminan seis. La inestabilidad es total. En Colombia, a Quintabani lo quieren sacar del Nacional, tras brindarle bajo su égida dos títulos. Hoy no sirve, cuando ayer era el único y candidato a la selección. En Colombia arrancan 18 y a mitad de camino liquidan mínimo a 12.
El caso más patético es el de Santa Fe donde le están fraguando un complot al técnico Castro, orquestado por algunos periodistas-empresarios y algunos miopes y torpes directivos, cuando el equipo está clasificado. El fútbol de Castro puede gustar o no, sus números son relevantes y hasta ahora merecen respeto, por lo que esa burda, aleve y sinuosa campaña para sacarlo parece más una “vendetta” siciliana por cuestiones personales. Seguro, con algunos dirigentes de Santa Fe, Fergusson solo hubiera estado seis meses.
En noviembre, sir Alex Fergusson cumplirá 22 años como técnico del Manchester. En este largísimo período el escocés ganó diez Premier League, cinco FA Cup, dos Carling Cup, una Liga de Campeones, una Copa Intercontinental , una Recopa Europea y una SuperCopa. Y el rancho ardiendo porque el miércoles, el elenco disputará la Champions contra el Chelsea.
Claro, son muchos títulos pero también son muchos años al frente de la institución. Toda una vida. ¿Cuántos proyectos, cuántos jugadores, cuántos fracasos, le han soportado? Y sin embargo, el hombre con su carita rechoncha y rojiza sigue al frente, en una muestra de seriedad corporativa que a ratos produce envidia de la buena tras ver lo desordenado y falto de seriedad que es el fútbol en otros países.
El Madrid echó a Capello, tras sacarlo campeón de la Liga en la temporada pasada. El Barça anunció el finiquito de Rijkjaard, tras dos años de fracasos luego de conducirlo a los títulos de la Liga y de la Champions hace dos temporadas.
Y en Argentina, Miguel A. Russo salió campeón de la Libertadores con Boca hace un año y en diciembre lo echaron porque no ganó la Intercontinental . En Argentina arrancan 20 y terminan seis. La inestabilidad es total. En Colombia, a Quintabani lo quieren sacar del Nacional, tras brindarle bajo su égida dos títulos. Hoy no sirve, cuando ayer era el único y candidato a la selección. En Colombia arrancan 18 y a mitad de camino liquidan mínimo a 12.
El caso más patético es el de Santa Fe donde le están fraguando un complot al técnico Castro, orquestado por algunos periodistas-empresarios y algunos miopes y torpes directivos, cuando el equipo está clasificado. El fútbol de Castro puede gustar o no, sus números son relevantes y hasta ahora merecen respeto, por lo que esa burda, aleve y sinuosa campaña para sacarlo parece más una “vendetta” siciliana por cuestiones personales. Seguro, con algunos dirigentes de Santa Fe, Fergusson solo hubiera estado seis meses.