Visitar Brasil por estos días es presenciar una tragicomedia que no habrían podido imaginar ni los humoristas políticos más sarcásticos. Si los estragos del populismo autoritario de derecha de Bolsonaro no aparecen en las tapas de los diarios fuera de Brasil, es solo porque toda la atención se la lleva esa otra tragedia —que ya no tiene nada de comedia— producida por el autoritarismo de izquierda en Venezuela.
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