Calor y aprendizaje

Marc Hofstetter
28 de octubre de 2018 - 02:00 a. m.

Según la “Tercera comunicación nacional de Colombia” a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, entre el año 2011 y el 2040 la temperatura promedio colombiana habrá subido en cerca de 1 °C. Si ponemos la mira en el 2070, la proyección indica que en promedio la temperatura habrá aumentado en 1,6 °C. En algunas regiones esos incrementos se acercarán a 3 °C.

Hay una dimensión de las implicaciones del cambio climático (y de la temperatura en general) que recibe poca atención en las discusiones en Colombia. Se trata del efecto que tienen las altas temperaturas sobre el aprendizaje de los estudiantes. En países con estaciones, el calendario escolar está ajustado para que los meses calurosos coincidan con el período vacacional. En Colombia, sin estaciones térmicas tan marcadas, escapar del calor vía calendario escolar es una tarea imposible en muchas regiones del país. Pero eso no quiere decir que las altas temperaturas sean inocuas. De hecho, como quedará claro a continuación, ni siquiera la estrategia de los países con estaciones alcanza para aislar a los estudiantes de los efectos adversos de estudiar bajo altas temperaturas.

Una reciente investigación se pregunta si las altas temperaturas afectan el aprendizaje de los niños. El estudio analiza el desempeño en pruebas estatales de diez millones de bachilleres en Estados Unidos entre 2001 y 2014. Estos presentaron pruebas estatales al menos dos veces, lo que permite analizar, teniendo en cuenta el desempeño anterior, el efecto que tiene en sus resultados haber estado sometidos a un año caluroso antes de presentar el examen. Los investigadores recogieron la información sobre la temperatura día a día en cada colegio y datos sobre si contaban con aire acondicionado o no. Adicionalmente, el estudio incorporó otras características medioambientales y socioeconómicas que podrían afectar el desempeño de los bachilleres.

Con ese arsenal estadístico, encuentran que haber estado enfrentados a días escolares más calurosos el año anterior al examen redujo su desempeño. Los autores concluyen que el calor reduce la productividad del tiempo de instrucción en el aula: un aumento promedio de 1 °F (más o menos medio °C, para el rango de temperaturas relevante para el estudio) en días escolares reduce el aprendizaje en 1 %. La buena noticia es que los efectos desaparecen si la institución analizada tiene aire acondicionado.

También encuentran que los estudiantes pertenecientes a minorías o de bajos ingresos resultan más afectados. Sospecho que en Colombia debe pasar algo similar: los estudiantes de ingresos altos seguramente asisten a colegios mejor climatizados. Podemos estar perpetuando nuestras brechas sociales mediante un canal insospechado y que empeorará con el cambio climático. Pero, a diferencia de otras causas de las brechas que son difíciles de romper, esta sí tiene una cura simple.

*Heat and Learning. Joshua Goodman, Michael Hurwitz, Jisung Park, and Jonathan Smith; NBER Working Paper N.° 24639, 2018.

@mahofste

 

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