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Los vecinos del estadio de béisbol 11 de Noviembre de Cartagena, en el que un país llamado Colombia saboreó por primera vez un campeonato mundial en 1947, esperábamos cada diciembre la llegada de nuestra gente desde Caracas.
Los álbumes tenían fotografías instantáneas de la familia en las playas de Marbella o en Petare.
Los parientes nacían en Cartagena o en Caracas y se encontraban en la misma esquina del barrio a hablar de Torices e Indios, de Navegantes de Magallanes y Leones de Caracas.
Caracas siempre fue una ciudad nuestra, del barrio. El Sexteto Juventud y la Dimensión Latina, con Óscar y Vladimir, formaron parte de nuestra enciclopedia musical a la que nunca pertenecieron los lejanos ritmos andinos. Ir a Caracas siempre fue más fácil que ir a Bogotá, una ciudad que hasta mediados de los 90 quedaba a más de 24 horas por vía terrestre, atravesando ríos y cordilleras.
Hoy, a uno y otro lado de la frontera, se anuncian vientos de guerra. Era igual en los años 80. Así es la burguesía, la de allá y la de acá. Es cierto que en estos tiempos llevamos la peor parte, que una cosa es la burguesía nacionalista que representa Chávez y otra la burguesía colombiana: imperialista y paramilitar, pero también es cierto que ambas son burguesías y que los obreros no tienen más salidas que enfrentarlas. Uno le compra las armas a los rusos y el otro a los gringos, pero la situación de las barriadas y de la clase obrera en Caracas o en Cartagena es igual y ningún burgués —de allá o de acá— la va a cambiar. Así como no cambiarán nuestra música, nuestra historia, ni a Nelson Henríquez cantando con la Billo’s Caracas Boys Mi vieja Barranquilla ni a Noel Petro cantando Pare en Petare. Y La pelota caliente del Supercombo Los Tropicales (del álbum Valledupar) seguirá sonando en el 11 de Noviembre o en el José Bernardo Pérez cuando se grite ¡play ball, fanáticos!
Al final, el viejo Marx tenía la razón cuando decía que “los obreros no tienen patria”, que en las barriadas y en las fábricas de Colombia y Venezuela la tarea es la misma y el enemigo es el mismo y que los vientos de guerra no podrán acallar la voz de Óscar D’León cantando Llorarás por estas esquinas que son ‘iguales en todos lados’.
Antonio Romero. Cartagena.
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