Carta abierta a Jaime Garzón

Mario Méndez
16 de noviembre de 2019 - 05:00 a. m.

Inolvidable irreverente: por aquí, en medio de tantas cosas malucas de la comarca, algunos signos de esperanza. ¡Cuánto falta tu voz en la creación de una conciencia que a la vez contribuía a la construcción de ciudadanía, de tejido social, imposible sin el pensamiento! No imaginamos qué hubiera sido de Heriberto de la Calle, ese lustrabotas que representabas con desparpajo y hacía pensar desde la televisión, hasta cuando se encontró con la muerte en aquella mañana del 13 de agosto de 1999. ¿Cómo coexistirías con el pensamiento instalado algo más tarde y proyectado hasta nuestros días para mal de la cultura política? (¿Se hubiera instalado?). Estarías incomodando a la caverna, como se supone que con su perspicacia incomodaba también el fecundo Facundo Cabral, muerto a bala en una calle de Guatemala. Porque humor, que es zumo de inteligencia, y caverna son incompatibles. ¿Fastidiarías todavía a los “señores” desde el pellejo de Cínico Caspa? ¡Terrible tanto sarcasmo para la gente cremosa del latifundio!

¿Y qué pasa hoy? Algo apunta en el horizonte, Jaime. El pasado 27 de octubre se desarrollaron varios hechos importantes, como elegir a una mujer valerosa, de carácter, como alcaldesa de Bogotá. Independientemente de sus programas, su ideología y su efectividad —que son otra cosa—, no puede pasar inadvertido que se escoja a una mujer capaz de darle un beso apasionado a su compañera ante millones de televidentes. Con seguridad, no te escandalizarías, como sí se escandalizan aquellos que siguen imperturbables ante el crimen de la corrupción y los asesinatos soterrados. De modo que la elección de Claudia López es un golpe a la homofobia, a veces simple máscara para reprimir inseguridades agazapadas e inclinaciones perversas. Porque uno no deja de preguntarse qué pasa realmente en las profundidades ontológicas de quienes “procuran” reprimir los desvíos de las normas ISO de la sexualidad, mientras en la soledad luchan contra sus propios demonios.

En el plano nacional también aparecieron grietas saludables, cerca de “tierras ubérrimas”, atisbos de que una vez más es cierto aquello de que “puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo” (Abraham Lincoln, presidente asesinado de Estados Unidos). La gente se despereza, piensa, renuncia poco a poco a seguir encendiéndole veladoras a su santo de siempre y presiente otros horizontes sin santorales. Las momias medievales pierden terreno pero van dejando tendidos por los caminos a muchos hombres y mujeres que no se resignan a seguir con la cabeza gacha.

Tris más 1. Sebastián Piñera, presidente de Chile, no ha vuelto a la frontera colombo-venezolana en su plan de lucha contra el castrochavismo. No quiere alejarse de su ventana, desde donde ve el formidable espectáculo de la gente que marcha por las calles de Santiago, por las “amplias alamedas” de que hablaba Salvador Allende.

Tris más 2. Saludes te dejó Alfredo Molano Bravo, que se salvó de las amenazas de los dueños de la vida y, por otras causas, tomó Otros rumbos (una de sus obras) el pasado 31 de octubre y nos convocó al campus de la UN, donde lo despedimos.

* Sociólogo, Universidad Nacional.

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