Celele

Madame Papita
15 de marzo de 2019 - 05:00 a. m.

¡Una palabra que define muchas cosas! Tres sílabas muy eróticas, que hasta tienen una champeta infaltable en un show del género en las famosas fiestas del Rey de Rocha cada fin de semana en Cartagena. Y en la gastronomía la fiesta y el erotísmo están en Getsemaní (@celele_restaurante), en un laboratorio de sabores costeños inaugurado hace unos meses por dos chefs del interior, un boyacense y un ibaguereño, que luego de pasar por cocinas importantes de la ciudad y de Bogotá se enamoraron de las raíces de la gastronomía de la zona y lo que de las ollas de su experimentación salió fue la alquimia que hoy en día enamora a los visitantes del lugar.

Cocina vanguardista asentada en las tradiciones del Caribe, en los sabores que evolucionan y nos muestran que nuestra costa Atlántica es más que pescado frito, patacones y arroz con coco. Los chefs Rodríguez y Pinzón nos sumergen en maravillosos platos que van desde cortes de res, cerdo o conejo, pasando por platos frescos y verdes como la ensalada de queso en capas de Mompox, donde la esencia está en la intensidad de sus sabores nunca probados. Es una experiencia donde en cada mordisco hay un clímax gastronómico, donde al final de una buena cena entendemos la potencia de su trabajo de laboratorio culinario pues nos traen a la memoria el Caribe con la pasión de un buen bocado de vida.

Este laboratorio, además de ser un ejemplo culinario, ha rescatado, gracias a más de dos años de viajes y experiencias locales, redes de pequeños productores a quienes Celele les ha permitido crecer, preservar sus raíces y generar cultivos sostenibles. Productos locales que se van revalorando, lo que era habitual para unos pocos se transforma en un manjar para todos; en una sola mesa celebramos a los pequeños productores de Montes de María, Tubará, Turbaco y hasta Mompox.

Pero no solamente apuestan por el campo, apuestan también por los artesanos; cada rincón tiene un detalle que representa comunidades de varias regiones de Colombia. Vajillas de La Chamba o Carmen de Viboral, muebles de carpinteros de Sampués y Tuchín, y tazas para el café de Ráquira hacen que Celele tenga un estilo propio, colorido y muy particular. Una experiencia única desde el momento que se sienta a comer o se toma un cocktail esperando su mesa al son de muy buena música.

Darles valor a los productos de la zona y respetar e incentivar lo local permiten que la intensidad de esta cocina siempre traiga algo a la memoria de quienes pasamos por el Caribe. Así que en Cartagena hay que visitar Celele, Proyecto Caribe Lab. 

@Chefguty

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