Claudia, alcaldesa

Daniel García-Peña
15 de octubre de 2019 - 05:00 a. m.

Se aproximan las elecciones y las encuestas pronostican un duelo cerrado entre Claudia López y Carlos Fernando Galán para la Alcaldía de Bogotá. A mí no me cabe la menor duda de que, de lejos, la mejor opción es Claudia.

En primer lugar, sería una excelente alcaldesa. Su vida ha sido una muestra de inteligencia, valentía y verdadera independencia. Hecha a pulso, hija de maestra, su única herencia es la del valor del estudio, el trabajo y la convicción de hacer las cosas bien y al derecho. Su aversión por la corrupción no es cosa de ahora. Sus trabajos rigurosos y valerosos como joven investigadora fueron claves para destapar las redes criminales de la parapolítica y mandar a decenas de parlamentarios y políticos poderosos a la cárcel. Sin padrinos ni dinero, repartiendo volantes en la calle, fue elegida senadora con una votación altísima. Como senadora no le tembló la mano ni la voz para enfrentar a Álvaro Uribe. Lideró una gran movilización ciudadana logrando más de 11 millones de votos a favor del referendo anticorrupción. Y acaba de terminar un verdadero doctorado en Ciencia Política en la Universidad de Northwestern, una de las más prestigiosas de Estados Unidos. En una palabra, es una berraca.

Galán, por su parte, ha hecho una campaña efectiva, resaltando su apellido y apropiándose del color rojo. Sabe sonreír, es joven, trata de quedar bien con todo el mundo y se presenta como “el alcalde independiente”. Sin embargo, su trayectoria ha sido cualquier cosa menos independiente. Toda su vida política la hizo de la mano de Germán Vargas Lleras, maestro de la politiquería tradicional. Militó durante años y fue presidente de Cambio Radical, el partido con el mayor número de presos por parapolítica. Para esta campaña, copia a su jefe, al lanzarse por firmas para que no apareciera el logo tóxico de Cambio Radical, aunque las malas lenguas dicen que le está ayudando por debajo de cuerda.

Galán también habla contra la corrupción pero, a diferencia de Claudia que ha tenido resultados inocultables, las suyas han sido solo palabras. Aunque ahora trata de tomar distancia, lo cierto es que su asesor programático, Juan Carlos Junca, fue enviado a la cárcel en estos días por su presunta participación en irregularidades como director de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp). Aunque Galán dice que no tiene relación alguna con la corporación Escuela Galán, que recibió un contrato por más de $10.000 millones de la administración de Enrique Peñalosa, la dirige su tía. Para rematar, el programa de Galán y su visión de ciudad son calcados de Peñalosa, aunque haya intentado durante su campaña distanciarse del impopular alcalde actual. Pese a lo mucho en que se ha empeñado Miguel Uribe Turbay en serlo, el verdadero candidato del continuismo peñalosista es Galán. Y lo peor es que, según las encuestas, tiene fuertes opciones de ganar.

En cuanto a Hollman Morris, su campaña nunca despegó, por ser desde el inicio una candidatura inviable. Pero por marginal que sea, en una contienda tan reñida como esta, esos votos pueden ser cruciales: en la práctica un voto por Morris sólo favorece a Galán. Algunos hablan del voto útil, pero yo prefiero hablar del voto inteligente. Sería lamentable que la ceguera del fundamentalismo y la rabia primaria de las barras bravas terminen llevando a algunos amigos a ser corresponsables del triunfo del continuismo. Felicito a Ángela María Robledo por su correcta y coherente decisión de apoyar a Claudia, poniendo los intereses de la ciudad, y del país, por encima de las pequeñeces personalistas. Bogotá tiene una larga tradición de una ciudadanía libre, que no obedece las órdenes de los jefes políticos. No hay que olvidar que un jefe político de izquierda, por ser de izquierda, no deja de ser un jefe político.

Pero definitivamente lo que más me entusiasma para votar por Claudia, y lo que más me emociona de su triunfo, es el mensaje que le mandaría al país. Por una parte, ser la primera mujer elegida como alcaldesa de la capital de la república tendría un hondo significado para nuestra atávica cultura machista. Y, por otra parte, le daría una fuerte cachetada al uribismo y sería un contrapeso frente al desgobierno de Duque, tan necesario para lograr algo de equilibrio en nuestra maltrecha democracia.

* * *

Para el Concejo, mi voto es por Mafe Rojas, #2 en la lista de la Alianza Verde, que se ha destacado por su excelente labor en el cabildo distrital. Es clave que como alcaldesa Claudia cuente con una buena bancada y por tanto sería muy importante que también salieran elegidas otras opciones excelentes, tales como Jorge Rojas, Celio Nieves, Susana Muhamad, Ana Teresa Bernal y Clara López.

danielgarciapena@hotmail.com

* Profesor de la Universidad Nacional de Colombia y director de Planeta Paz.

 

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