Esta pasión…

Adolfo Meisel Roca
02 de marzo de 2019 - 05:00 a. m.

Esta pasión que es el Junior, esta pasión que es el Carnaval, esta pasión que es una cuchillada del río sobre el mar es Barranquilla… y estos son tres íconos de su identidad. La ciudad republicana, la que sabe sobre el yunque martillar, la de los brazos abiertos, la de los inmigrantes, donde Helmut Bellingrodt es tan local como el bollo de yuca, donde comemos garato, quibbe, pumpernickel, todo con suero.

“Al tiburón yo lo sigo donde juegue… dale, dale, dale, dale, Junior”, estallan las barras junioristas en el Metropolitano. Esta pasión rojiblanca surgió en la calle de las Vacas a las 12 del día y debajo de un palo de matarratón el 7 de agosto de 1924.

Barranquilla fue la ciudad colombiana con mayor crecimiento económico y demográfico entre 1871 y 1930. Pero en la década de 1950 su economía se estancó por la triple influencia de la pérdida de su primacía portuaria, el efecto macroeconómico de las exportaciones cafeteras y el proteccionismo del modelo por sustitución de importaciones. La segunda mitad del siglo XX fue de retroceso económico, desgreño administrativo y deterioro de la ciudad.

Pero en el siglo XXI hemos visto el resurgir económico y urbanístico de Barranquilla. ¿Qué factores explican este cambio? Entre otros, quiero resaltar el desmonte del modelo proteccionista de la industrialización por sustitución de importaciones, que subsidió a las ciudades andinas, así como los efectos positivos de la descentralización bien aprovechada y de las administraciones públicas que han aumentado el recaudo tributario y focalizado el gasto en salud, educación, nutrición y en obras de infraestructura de relevancia, como la canalización de los arroyos.

¡Barranquilla está de vuelta! El Junior va por la novena estrella y hoy es sábado de Carnaval, sábado de la Batalla de Flores. Sonarán los himnos del Carnaval como Te olvidé: “Yo te amé con gran delirio, de pasión desenfrenada, te reías del martirio, te reías del martirio, de mi pobre corazón…”. Desfilarán, por la vía 40, garabatos, marimondas, coyongos, monocucos, danzas y comparsas y sonarán más himnos del Carnaval: “Cuando Emiliano se muera, yo voy a cargá el cajón, le voy a prendé una vela y a zamparle un trago e ron”.

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