Entre 1920 y 1930 hubo en el puerto de Salgar, Atlántico, una caseta donde vendían cerveza y pescado frito con patacones. Se llamaba Bonaire y tenía en la entrada una bandera alemana. Al lugar asistían todos los domingos algunos de los pilotos alemanes de la Sociedad Colombo-Alemana de Transporte (SCADTA). La propietaria era la barranquillera Rafaela Rendón, quien había puesto el negocio para poder mantenerse, junto con su pequeño hijo Augusto Meyer Rendón, al fallecer su esposo, quien fuera piloto alemán de la SCADTA. El piloto Christian Meyer murió el 8 de junio de 1924 cuando el avión Tolima, un Junkers F-13 de SCADTA, se estrelló sobre unas casas en Barranquilla. En ese vuelo también murieron el piloto Hellmut von Krohn, Ernesto Cortissoz, Fritz Troost, Albrecht Nickisch y Guillermo Fischer. En solidaridad con su compañero caído, los pilotos alemanes que vivían en la ciudad iban los fines de semana a Bonaire.
SCADTA fue la primera compañía aérea exitosa de América y la segunda del mundo. Fue fundada el 5 de diciembre de 1919 por un grupo de empresarios alemanes y del Caribe colombiano. Desde el punto de vista comercial fue muy exitosa; no obstante, en 1941 la presión de Estados Unidos llevó a que se desvinculara a todos sus empleados y pilotos alemanes, y muchos fueron expulsados y enviados a su país de origen.
Con SCADTA, a partir de 1920 empezaron a llegar a Barranquilla jóvenes pilotos alemanes, que, en razón del Tratado de Versalles, no podían encontrar oportunidades de empleo por las enormes restricciones que impuso el tratado al desarrollo de la aviación en Alemania. La mayoría de esos pilotos siempre recordaron sus años en Barranquilla como un paraíso y varios volvieron después de la guerra a radicarse en la ciudad.
Ernst Breiler fue uno de esos pilotos, que llegó en 1938 con solo 20 años. En 1939, ante las perspectivas de guerra, regresó a Alemania donde ingresó a la Luftwaffe. Voló misiones de reconocimiento y se enorgullecía de haber hecho las aerofotografías de una puerta submarina en Scapa Flow Bay en Escocia, que sirvieron para que un submarino alemán U-47 entrara a esa bahía y hundiera el Royal Oak, barco de la Marina británica.
El capitán Breiler fue derribado el 7 de marzo de 1940 sobre el canal de la Mancha cuando realizaba un viaje de reconocimiento, y fue rescatado y capturado por los británicos, quienes lo enviaron a un campo de prisioneros en Canadá, en donde estuvo hasta el 7 de marzo de 1947, cuando fue enviado a Alemania. En 1948 volvió a Colombia donde ejerció de nuevo como piloto. Se estableció en Barranquilla, donde dejó descendencia que hoy vive en la ciudad.
Como Christian Meyer y Ernst Breiler podríamos mencionar muchos más para ilustrar aspectos de la historia de las personas que hicieron de SCADTA un éxito empresarial. Podríamos, por ejemplo, hablar del capitán Ernst Modrow (1908-1990), quien trabajó como piloto en SCADTA entre 1933 y 1937, y durante la Segunda Guerra Mundial fue uno de los pilotos más condecorados, destacándose por su habilidad en los combates nocturnos, donde derribo 34 aviones aliados. En 1941 voló más de 100 misiones llevándoles suministros a los Afrika Korps.
Hay muchas más historias que contar sobre SCADTA, y ahora que se cumplen 100 años de su fundación es un buen momento para empezar a rescatarlas.