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A Solina

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Adriana Cooper
18 de febrero de 2021 - 03:00 a. m.
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Hay historias inconclusas, como un rompecabezas al que le faltan piezas. El pasado 30 de enero, el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, publicó en su cuenta de Twitter varias frases y una imagen de unos documentos: “Así falsificó la Fundación Carla Cristina (junta directiva presidida por el GEA) documentos para engañar a Buen Comienzo y acceder a $10.000 millones en contratos para alimentación escolar. (El de la izquierda es el original, el de la derecha fue falsificado)”. Con su estilo que no otorga el beneficio de la duda, no ahorra la vergüenza pública y no tiene problema en agregar adjetivos a la reputación de alguien, lanzó estas frases sin que concluyera la investigación respectiva. Por decisión personal y sin consultar a las directivas, una exfuncionaria de esa fundación alteró la fecha de un documento presentado como requisito para la contratación del programa Buen Comienzo que hace parte de la Alcaldía.

A esta historia en particular le hacen falta varias piezas, para hacer honor a los maestros que han trabajado en esta fundación desde 1963 y a aquellos que han ayudado a niños olvidados por el Estado; hay que conocer Medellín para saberlo.

Cuenta el relato que Elisa Fernández queda huérfana a los 23 días de nacer. El papá lleva a la niña a la casa de su hermana Leocadia para que le ayude en la crianza. Leocadia tiene una hija de 18 años llamada Solina que a partir de entonces se encarga de su prima huérfana. Los años pasan y Elisa tiene seis hijos, entre ellos una niña llamada Carla Cristina a la que un cáncer dicta sentencia mortal a los tres años. Carla Cristina deja a su mamá con una de esas tristezas que ni siquiera admite palabras. Su madre adoptiva y prima propone: “Vamos a transformar ese dolor en una obra con sentido”. Solina Fernández, esa mujer de elegancia natural y sensibilidad hacia los demás, invita a Elisa a un barrio de pobreza evidente. Aquel día, en las piernas de esa mamá triste llamada Elisa, se sienta una niña que además de atención y cuidado recibe los objetos de Carla Cristina. La niña que se fue y aquella que llega se convierten en el punto de partida de un jardín infantil en un barrio donde la palabra necesidad es visible: Belén Las Violetas.

Con tablas que se transformaron en mesas, cajones que fueron asientos, 30 estudiantes, una profesora que supo cantar, contar cuentos y querer a los niños, empezó esta fundación. Desde entonces y gracias al aporte de voluntarios conocidos, ha atendido a cientos de miles de niños cada año en situación vulnerable y ha dado más allá de lo básico en una cultura que a veces ha honrado más la autoridad o lo material que el amor. Actualmente, la Fundación Carla Cristina continúa con una investigación interna y publicó una carta en la que confirmó su carácter sin ánimo de lucro y el cumplimiento de estándares y requisitos exigidos en revisorías fiscales a través de las décadas.

Solina: no sabemos bien dónde estás. Tal vez en el aire, en otro mundo o simplemente en el recuerdo de los niños cuidados. La oscuridad es temporal y, aunque algunos decidan esparcirla o acabar a otros en vida con sus palabras y desde el poder de su cargo, una falla humana no es suficiente para acabar una historia de generosidad.

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juan(9371)19 de febrero de 2021 - 12:13 a. m.
Y de aquello qué ? No desvíe las evidencias de algo corrupto.
Hernán(22184)18 de febrero de 2021 - 11:30 p. m.
Que artículo más enredado. Lo suficiente para desdibujar un acto de corrupción con una historia, esa si incompleta, de tinte sentimental.
Atenas(06773)18 de febrero de 2021 - 02:25 p. m.
Todo un enredo, como es nuestra tragicomedia o picaresca aun en medio de las desgracias. Y ante lo cual, los opúsculos burlescos de F. Quevedo, se quedan cortos. Mas ahora esto sirve de papaya pa el veleidoso y vitrinero D. Quintero.
  • Hernando(00457)18 de febrero de 2021 - 04:35 p. m.
    Atenas, pero no se refiere usted a la corrupción. El denunciar un acto de corrupción no gradúa al denunciante de "veleidoso y vitrinero" La autora del artículo, no solo descarga la culpa hacia una supuesta funcionaria de segundo rango sino que trata de minimizar el hecho delictivo.
Cesar(05125)18 de febrero de 2021 - 12:48 p. m.
Y entonces, que dijo, Carla Cristina no cometió ningún acto de corrupción, no hubo falsificación de firmas, no romantice la corrupción?.
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