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Cuando un país no come bien

Adriana Cooper

15 de marzo de 2023 - 09:05 p. m.

En un apartamento del barrio Niquía-Camacol, en Bello (Antioquia), viven dos niños menores de 10 años. Entre esos muros de ladrillo naranja hay una mamá que cada día intenta resolver varias preguntas: ¿cómo conseguir más días de trabajo en apartamentos de familias?, ¿quién va a cuidarlos mientras no estoy?, y otra más: ¿cómo voy a traer comida a la casa? Pan, mucho pan, algunos huevos y arroz hacen parte de desayunos, almuerzos y cenas diarios. Aunque las preguntas sean resueltas, hay una conclusión amarga: al no recibir los nutrientes necesarios, el cerebro de ambos niños no será el mismo que el de un adulto que sí haya comido bien.

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El hambre es así: capaz de quebrar sueños para siempre. Esta historia se repite en muchos lugares de Colombia: La Guajira o Boyacá. También en barrios de Medellín y Bogotá. La situación se agravó en un año como el 2022 en el que la inflación en alimentos y bebidas no alcohólicas alcanzó el 27, 81 %, una cifra que en Colombia demuestra lo que se ve en apartamentos como el de Niquía: comer en nuestro país es un casi un milagro para los más necesitados. A lo anterior se suma la gestión de algunos funcionarios que ponen en peligro lo logrado en temas de alimentación.

El tema de la desnutrición y los niños volvió a tratarse hace unos días a propósito del “Informe de gestión 2022” en el que la Fundación Éxito demostró con datos cómo llegó con paquetes ricos en proteína a 60.046 niños y niñas en 32 departamentos y 193 municipios de Colombia. También quedó claro que hay más de un millón de niños y niñas en riesgo de desnutrición crónica. Junto a más de 200 organizaciones y a Niñez Ya, un consorcio que agrupa a muchas de ellas, trabaja para acabar con este problema.

La Fundación Éxito y la gente que trabaja en estas organizaciones lo tiene claro: si no acabamos con la desnutrición en Colombia, aquí no habrá progreso ni personas capaces de cumplir sueños o trabajar junto a otros, no habrá inteligencia colectiva. Más allá de las donaciones y los aportes de la gente (las Goticas en los Almacenes Éxito son una opción), aquí se necesitan políticas públicas que permitan alimentarse con más facilidad en Colombia, un país donde lo que se cultiva tiende a crecer con abundancia y generosidad.

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También se necesitan políticas que permitan una buena distribución de lo existente. De acuerdo con un artículo escrito por Paola Medellín para la Universidad Nacional y con base en cifras del Departamento Nacional de Planeación, “en Colombia se pierde y desperdicia el 34 % de los alimentos disponibles para el consumo, lo que equivale a 9,76 millones de toneladas. Esto demuestra que la desnutrición también es resultado de un gobierno que aún no es capaz de lograr que todas las personas involucradas y capaces se unan para solucionar este problema.

A medida que la ciencia avanza, aumentan las evidencias que demuestran la frase de Hipócrates: “Que tu alimento sea tu medicina”. Mark Hyman, uno de los doctores que más estudian el tema de la longevidad y el bienestar ha demostrado las ventajas de una buena nutrición: desde la vitalidad y salud básica hasta la capacidad de revertir la edad biológica: “Cada vez que tomas un pedazo de comida piensa que estás programando tu biología para la salud o la enfermedad”.

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