A un lado de esta mesa en la que escribo hay una ventana. Si la abro, puedo ver árboles variados: guaduas, palmas, cámbulos con flores naranjas y un pino. Muy cerca de ellos hay un árbol que ya cumplió más de 100 años y cuyas hojas secas se acumulan y hacen que te sientas en el bosque, si las pisas, y aunque estés a unos pocos minutos de una avenida transitada.
Además de la variedad, hay un tema recurrente en el que pienso mientras miro ese bosque aleatorio: muchos de esos árboles crecieron sin esfuerzo, tal vez por alguna semilla que trajo el viento, tal vez por alguna siembra repentina que no necesitó mucho esfuerzo ni implicó muchas gotas de sudor en la frente de alguien.
Cuando pienso en esto, también recuerdo otros paisajes del mundo donde cada árbol es un milagro y el agua clara, una conquista. Mientras ustedes y yo compartimos este espacio breve de tiempo, muchas luces innecesarias están encendidas. También es probable que otros tiren a la basura la comida que sobró horas antes mientras otros buscan formas de aliviar el hambre o la debilidad que produce la escasez continua.
Consciente de esta situación y de la posibilidad de dar un giro al destino, Rodrigo Yepes, gerente de Logox, trabaja desde hace tiempo en una propuesta que le permita a Colombia cuidar y aprovechar sus regalos, los recursos de la naturaleza, y aplicar el concepto de eficiencia energética. Entre todas las cifras hay una que recuerda bien: en nuestro país se desperdicia el 69 % de la energía. Según cifras de la Unidad de Planeación Minero Energética, este porcentaje equivale a 22 billones de pesos al año perdidos. Antioquia, específicamente, desperdicia alrededor de 11,5 billones de pesos anuales.
También cuenta que en el 2018 nació la idea y, con ella, unas propuestas académicas para presentar a la Gobernación de Antioquia. A medida que empezó a estudiar la norma 50001 para implementar sistemas basados en la energía, ahí descubrió la existencia de leyes que no se aplicaban de la forma indicada y surgió su deseo de cambiar esta realidad para cuidar la naturaleza, aprovecharla a través del tiempo y lograr que la riqueza natural de Colombia llegue a muchos. En su tarea ya lo apoya Carlos Ignacio Uribe, secretario de Medio Ambiente y Sostenibilidad de Antioquia. También lo acompaña el diputado Jorge Iván Restrepo. Entre todos desarrollaron la Ordenanza 036 que permite que en los edificios de las 24 empresas de este departamento se aplique ya el concepto de eficiencia energética.
La energía no es el único tema que interesa a Rodrigo Yepes y a las personas que lo acompañan. También le llama la atención ese elemento esencial que hace posible la vida: la comida. Explica que en Colombia se pierden y desperdician 9,7 millones de toneladas de alimentos al año. Esta cifra sería suficiente para alimentar a Bogotá durante 12 meses, pero no es posible porque de cada tres toneladas de alimentos que se producen en el país, una termina en la basura.
Gerardo Schmedling, un hombre que ya no está en este mundo y estudió a profundidad las enseñanzas del mundo espiritual, dijo alguna vez: “el que no valora lo que tiene está en camino de perder lo que necesita”. Cuidar los regalos, ahora y sin pausa. Para los que quedamos. Para los que vendrán.
A un lado de esta mesa en la que escribo hay una ventana. Si la abro, puedo ver árboles variados: guaduas, palmas, cámbulos con flores naranjas y un pino. Muy cerca de ellos hay un árbol que ya cumplió más de 100 años y cuyas hojas secas se acumulan y hacen que te sientas en el bosque, si las pisas, y aunque estés a unos pocos minutos de una avenida transitada.
Además de la variedad, hay un tema recurrente en el que pienso mientras miro ese bosque aleatorio: muchos de esos árboles crecieron sin esfuerzo, tal vez por alguna semilla que trajo el viento, tal vez por alguna siembra repentina que no necesitó mucho esfuerzo ni implicó muchas gotas de sudor en la frente de alguien.
Cuando pienso en esto, también recuerdo otros paisajes del mundo donde cada árbol es un milagro y el agua clara, una conquista. Mientras ustedes y yo compartimos este espacio breve de tiempo, muchas luces innecesarias están encendidas. También es probable que otros tiren a la basura la comida que sobró horas antes mientras otros buscan formas de aliviar el hambre o la debilidad que produce la escasez continua.
Consciente de esta situación y de la posibilidad de dar un giro al destino, Rodrigo Yepes, gerente de Logox, trabaja desde hace tiempo en una propuesta que le permita a Colombia cuidar y aprovechar sus regalos, los recursos de la naturaleza, y aplicar el concepto de eficiencia energética. Entre todas las cifras hay una que recuerda bien: en nuestro país se desperdicia el 69 % de la energía. Según cifras de la Unidad de Planeación Minero Energética, este porcentaje equivale a 22 billones de pesos al año perdidos. Antioquia, específicamente, desperdicia alrededor de 11,5 billones de pesos anuales.
También cuenta que en el 2018 nació la idea y, con ella, unas propuestas académicas para presentar a la Gobernación de Antioquia. A medida que empezó a estudiar la norma 50001 para implementar sistemas basados en la energía, ahí descubrió la existencia de leyes que no se aplicaban de la forma indicada y surgió su deseo de cambiar esta realidad para cuidar la naturaleza, aprovecharla a través del tiempo y lograr que la riqueza natural de Colombia llegue a muchos. En su tarea ya lo apoya Carlos Ignacio Uribe, secretario de Medio Ambiente y Sostenibilidad de Antioquia. También lo acompaña el diputado Jorge Iván Restrepo. Entre todos desarrollaron la Ordenanza 036 que permite que en los edificios de las 24 empresas de este departamento se aplique ya el concepto de eficiencia energética.
La energía no es el único tema que interesa a Rodrigo Yepes y a las personas que lo acompañan. También le llama la atención ese elemento esencial que hace posible la vida: la comida. Explica que en Colombia se pierden y desperdician 9,7 millones de toneladas de alimentos al año. Esta cifra sería suficiente para alimentar a Bogotá durante 12 meses, pero no es posible porque de cada tres toneladas de alimentos que se producen en el país, una termina en la basura.
Gerardo Schmedling, un hombre que ya no está en este mundo y estudió a profundidad las enseñanzas del mundo espiritual, dijo alguna vez: “el que no valora lo que tiene está en camino de perder lo que necesita”. Cuidar los regalos, ahora y sin pausa. Para los que quedamos. Para los que vendrán.