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Por estos días, mientras ustedes leen este texto, decenas de personas caminan entre salones y pasillos del Jardín Botánico de Medellín. Y es que ahí sucede, hasta el 21 de septiembre, la fiesta más linda de Medellín: la del libro y la cultura.
Y creo que es la más linda porque hasta ella llegan cada año más de 500 mil personas interesadas en leer y en escuchar las historias que suceden alrededor de los libros. Además de permitir la entrada a todo aquel que así lo desee, ocurre en medio de un jardín y esto hace que, además del aire y del sol, tenga árboles, flores, mariposas, colibríes y otros seres.
Este año, entre las más de 3.000 actividades, hubo una que me llamó la atención. Y fue así fue porque estuvo inspirada por un libro distinto y necesario en estos tiempos convulsionados de Colombia, donde conversar y tener buenas relaciones parece el mayor desafío: El diálogo y la paz, escrito por Rocío Vélez de Piedrahita, una escritora con sensibilidad para entender la esencia de las personas y dialogar por encima de cualquier prejuicio. Publicado por la editorial EAFIT, Este libro está inspirado en su experiencia como integrante de la Comisión de Paz convocada por el presidente Belisario Betancur y, a través de sus páginas, se mezclan las frases sabias con las anécdotas, la mirada que se centra en algunos detalles, las descripciones del paisaje o de la esencia desconocida de las personas.
El pasado viernes, 12 de septiembre, Esteban Duperly, escritor y jefe de la editorial EAFIT y María Paulina Domínguez, profesora de Derecho y jefa de proyectos de Valor Público de la Universidad EAFIT, conversaron con Humberto de la Calle Lombana, un hombre que en su historial extenso de cargos y posiciones tiene uno que le permitió hablar del libro, la historia y lo que significa la paz en Colombia: fue Jefe del Equipo Negociador por parte del Gobierno de Juan Manuel Santos en el Proceso de Paz con las FARC.
Sus historias, que hablaban de ataques personales, incredulidades, persistencias y lo que significa querer darle una segunda a alguien en un país el que nadie confía, se mezclaron con las de Rocío Vélez de Piedrahita, la autora y mujer que, en sus páginas, muestra el amor por el país y sobretodo, por la gente y el paisaje.
Sobre el libro, Humberto de la Calle resaltó la capacidad de ella para ver los detalles y expresar mensajes que aún son y serán relevantes. Porque la realidad, en sí misma, nos muestra una Colombia con lecciones no aprendidas. Entre las frases pronunciadas por él hubo una que llamó la atención de los asistentes: “Rocío hace un diagnóstico muy lindo: Jacobo Arenas era un gran orador, pero no tenía público, porque estaba en la selva”.
Y ahí, en esa imagen que habla de la soledad, los dones y la selva inmensa, revela la capacidad de la autora para ver con respeto y dignidad a cualquiera. Esta presentación de El diálogo y la paz dejó claro que buscar la armonía debe ser un tema prioritario en Colombia, y muchos le han dicho adiós, de palabra y de hecho: los medios por el escepticismo, la justicia por su inoperancia, los líderes por su incapacidad de construir confianza y los integrantes de las agrupaciones ilegales o más legales, por su incapacidad de respetar los acuerdos. Más libros y conversaciones así se necesitan en Colombia.
