Pocos minutos después de la despedida del amanecer, un hombre puso su zapato grande sobre el cuerpo de alguien que dormía debajo de una sábana en la calle. A eso le siguieron unas palabras gritadas: “Despertate que ya amaneció”. Cuando un testigo cercano le preguntó al hombre del zapato enorme y negro por qué hacía esto, respondió con una naturalidad sorprendente: “Es que se ve muy feo; nos daña la imagen”. Mientras esa conversación sucedía, el hombre que estaba dormido se levantó del asfalto con la sábana en las manos y siguió el camino. Tal vez se fue a buscar otro pedacito de asfalto, otro lugar donde pasar los días, donde no...
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