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Quién sabe si sea posible elevarse por encima de la mediocridad cotidiana y sacudirse el polvo que asfixia al espíritu. ¿Qué pasaría si dejáramos de hacer de nuestras diferencias una razón para juzgar, excluir, cancelar? ¿Qué tal si tomáramos conciencia de que “todos somos unos extraterrestres en alguna parte” y así reconocernos en lugar de separarnos? ¿Qué tal si encontráramos el camino para reconectarnos con nuestra humanidad y abrir nuestra mente, corazón y voluntad a la empatía? ¿Qué tal si entendiéramos que hay un hilo de luz que ata nuestros destinos? Desde las primeras notas, Coldplay en su concierto en Bogotá nos invitó a entrar en otro universo, donde su atmósfera se compone de compasión y amor.
Canción tras canción del tour Música de las esferas, fue como si nos estuviéramos deslizando hacia un futuro posible y mejor, gracias a los sonidos electrónicos y la ayuda de la tecnología, como los brazaletes de luces que transformaron el estadio en un tapiz luminoso. “Estoy tan feliz de estar vivo. Feliz de estar vivo al mismo tiempo que tú”, canta Chris Martin, llegando así a mover las fibras más profundas de nuestro corazón. En esta apertura de corazón existe la posibilidad de elevar nuestro nivel de conciencia, dejar nuestro aislamiento y soledad, reconocernos y conectarnos. El concierto se volvió, así, una experiencia y antes del final los corazones de los miles de asistentes que llenaron al estadio ya latían al unísono.
Es verdad, vivimos en un mundo complejo e incierto que nos puede angustiar, aun si la diferencia la hace la perspectiva y la actitud que asumimos para enfrentar los desafíos. La solución que propone Coldplay es sencilla y poderosa al mismo tiempo: inyectar positividad y optimismo en nuestra cotidianidad hasta el punto de volvernos la causa de felicidad para los otros. “Tú eres mi universo/ Y yo solo quiero ponerte de primero”, canta Coldplay en Universe, recordándonos la primicia del amor. Chris Martin es el gran chamán de esta experiencia quien, con su autenticidad y espontaneidad, guía a la multitud a vivir lo que es posible experimentar si generamos conexiones desde emociones expansivas como lo son la empatía y el amor.
Quizás uno de los momentos más emotivos del concierto fue cuando el grupo de rock británico cantó una canción con la agrupación de niños sordomudos Coro de Manos Blancas, quienes con el lenguaje de señas acompañaron a Coldplay en la canción Something Just Like This. O cuando Chris Martin invitó a la multitud de asistentes a dejar de grabar con los celulares (y todos obedecieron) para salir del aislamiento que causan las redes sociales y en lugar sentirse unidos al aplaudir rítmicamente, con los brazos levantados al cielo. “El amor es la llave”, dice Chris Martin, mientras en la pantalla aparece el letrero: “Si quieres amor, sé amor. Si quieres paz, sé paz”. Por los menos durante una noche pudimos experimentar cómo es vivir desde un nivel de conciencia más elevado, dejando en nuestro corazón algo de nostalgia por esta experiencia.
