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El legado de Claudia Cardinale y Robert Redford

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Aldo Civico
07 de octubre de 2025 - 05:07 a. m.
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Existen momentos en los que el cine parece comunicarse con nosotros más allá de la pantalla. Nos recuerda nuestra identidad y quiénes podríamos llegar a ser si tuviéramos el valor de desafiar las normas. Este otoño, nos despedimos de dos íconos que personificaron esa valentía con una elegancia que nunca resultó estridente: Claudia Cardinale y Robert Redford.

Cardinale fue mucho más que un rostro mediterráneo convertido en mito. Nacida en Túnez, de raíces sicilianas, creció entre lenguas y paisajes que la enseñaron a no encajar dócilmente en ninguna etiqueta. Italia la quiso como su “novia”, Hollywood como un trofeo exótico; ella eligió ser algo distinto. Desde los sets de Visconti y Fellini, aprendió que la belleza sin libertad es una jaula. Jill McBain, su personaje en Érase una vez en el Oeste, no es la típica heroína que espera ser salvada: es el eje moral y emocional que sostiene un universo masculino lleno de polvo y violencia. Su autonomía fue un acto político silencioso. Con una mirada desafiante, rechazó contratos que intentaban encasillarla en roles estereotipados, esos que buscaban domesticar su esencia indomable. Optó por papeles donde la feminidad podía ser feroz y ambigua, como una guerrera que se niega a ser limitada, tierna y, al mismo tiempo, inquebrantable en su determinación. En una época en que el cine premiaba a las musas decorativas, adornadas y calladas, Cardinale se erigió como un faro, demostrando que una actriz podía narrarse a sí misma, reclamando su historia sin pedir permiso a nadie.

En el extremo opuesto del mapa, Robert Redford parecía destinado a encarnar al galán rubio típico. Sin embargo, tras esos ojos azules se ocultaba un inconformista. Mientras otros se deleitaban con el brillo superficial del sex symbol, él se aventuró a explorar la duda, el desencanto y la vulnerabilidad masculina. Desde el periodista tenaz de Todos los hombres del presidente hasta el forajido romántico de Butch Cassidy and the Sundance Kid, Redford desmanteló el cliché del hombre invulnerable y nos enseñó que la virilidad también puede dudar, errar y buscar un propósito. Su revolución fue más allá de la actuación. Fundó el Sundance Film Festival para dar espacio a nuevas voces, apostó por un cine independiente que desafiara las fórmulas establecidas, y eligió vivir lejos de los excesos de Hollywood, en una granja en Utah, como quien determina que el verdadero éxito radica en la integridad, no en la fama. Redford nos recordó que el carisma genuino no proviene del artificio, sino de la coherencia entre lo que se predica y lo que se practica.

Al despedirlos, sentimos que algo más que dos estrellas se apagan: se va una generación que entendió que la libertad artística se ejerce. Cardinale y Redford transformaron los estereotipos con elegancia y determinación. En un mundo que premia la apariencia y el ruido, ellos eligieron profundidad y autenticidad. Porque, como en el cine y en la vida, solo cuando dejamos de actuar el papel que otros escribieron para nosotros comienza la verdadera historia.

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William Velasco velez(16260)08 de octubre de 2025 - 11:37 p. m.
Espectacular Columna
Alberto Rincón Cerón(3788)07 de octubre de 2025 - 11:31 p. m.
Muy buena. Más que merecido reconocimiento, gracias.
Oscar Lopez(36876)07 de octubre de 2025 - 05:23 p. m.
Qué delicia de columna para el alma Aldo. Gracias. Semejantes titanes de la esencia humana y de la actuación que se nos fueron. Como faltaran ellos y su ejemplo.
Sergio Henao(3490)07 de octubre de 2025 - 02:56 p. m.
Bonita columna. Gracias.
Atenas (06773)07 de octubre de 2025 - 02:14 p. m.
Qué bien abordas la trascendencia de tan grande actriz y actor en el séptimo arte. Cierta/ de admirar la trayectoria de R.Redford más allá de su preponderancia al fomentar y auspiciar el cine independiente de consuno en su prudente vida. Y ya, de C.Cardinale, dijiste lo preciso, pues ella fue punto cardinal en su irrupción debido a la singular belleza, talento y altivez. Tales son mis gratos recuerdos de cuando los vi en los años mozos. Atenas.
  • Gines de Pasamonte(86371)07 de octubre de 2025 - 06:06 p. m.
    Noooo, atenitas. Todo indica que quedaste muy ofendida por el ridículo en que quedaste, nada menos que ante la gramática Maria Alejandra. Eso te pasa por no leer, no investigar, ancianita tautológica, jeje. Al que te dejé como un culo es a tí por incursionar en lo que desconoces, como el cine, música, literatura, historia. por ejemplo. Capisci?
  • Atenas (06773)07 de octubre de 2025 - 05:33 p. m.
    Qué tipo más ridículo este Quico, además de no percatarse de q’ queda como un cu….con sus puerilidades. Su infantil caletre no lo disimula y se obstina en sus sandeces cual mula. ¿Y qué más puede esperarse de quien es un pobre diablo defendiendo a capa y espada al infernal p/dte con burdos daticos bajados de internet? Atenas.
  • Gines de Pasamonte(86371)07 de octubre de 2025 - 03:17 p. m.
    Noooooo, atenitas, ¿esta abuelita desalmada comentando de cine? Si no entendiste a “Pedro el escamoso”, ¿qué se podrá esperar de tus “sesudos” comentaretes sobre cine? ¿Tus años mozos? Jajajajajaja, casi un siglo. Esta viejecita cada vez mas ridícula, ¿extracto de Wikipedia? Como siempre, tratando de descrestar a todo trance. ¡Toca la campana, abuelita, de nuevo poposiada! ¡Plop!
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