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Mis recientes viajes a Suecia me han sumergido en la rica historia y las tradiciones de este país nórdico. Allí, he descubierto la filosofía de vida del Lagom. Esta palabra sueca, que significa “ni demasiado, ni muy poco, justo en el punto”, encapsula un principio de moderación y equilibrio que los suecos integran en todos los aspectos de su vida. Es un concepto que merece ser explorado más a fondo, especialmente si consideramos que, en la actualidad, nuestra salud parece estar en declive a pesar de la mayor esperanza de vida. Después de todo, ¿no es la enfermedad el resultado de un desequilibrio, y el verdadero bienestar, la manifestación de la armonía?
Estos días, una amiga me ha enviado videos y fotos que capturan la esencia del solsticio de verano en Suecia, conocido como Midsommar. Esta festividad es mucho más que un evento cultural; es una oportunidad para conectar con la naturaleza y la comunidad de manera equilibrada y consciente. Ver a las familias y amigos reunidos al aire libre, decorando sus hogares con flores silvestres y ramas de abedul, y participando en bailes y canciones tradicionales alrededor del Midsommarstång, me ofreció una visión pura del espíritu de Lagom. Los preparativos reflejan el equilibrio y la sostenibilidad, recolectando adornos de manera respetuosa con el entorno.
La comida de Midsommar, aunque festiva, se centra en la calidad y no en la cantidad. Platos como el arenque marinado, las patatas nuevas con eneldo son un testimonio de la simplicidad y la frescura, alejándose de los excesos que caracterizan muchas de nuestras celebraciones modernas.
Todo esto me hizo reflexionar sobre nuestra propia búsqueda de bienestar. Hay que asumir que la salud no se trata solo de la ausencia de enfermedad, sino de mantener altos niveles de energía vital en todos los aspectos de nuestra vida: físico, mental, emocional y espiritual. Adoptar un enfoque holístico implica cuidar nuestro cuerpo con una alimentación equilibrada y ejercicio regular, mantener una mente activa y en paz, nutrir nuestras emociones con relaciones positivas y atender nuestra dimensión espiritual, sea cual sea su forma. Dedicar tiempo a actividades al aire libre, como una caminata en el parque o una tarde en el jardín, puede revitalizar nuestra energía vital. Es fundamental encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, estableciendo límites claros y dando tiempo para descansar y recargar. Cultivar relaciones significativas y saludables, dedicando tiempo a compartir con familia y amigos, siendo conscientes de la calidad de nuestras interacciones. Crear y respetar nuestros propios rituales que nos conecten con nuestro entorno y con los demás, celebrando los pequeños momentos y encontrando alegría en las cosas simples. Quizás podamos introducir un poco de la filosofía del Lagom en nuestras prácticas diarias. Al adoptar estos principios, podemos mejorar nuestra energía vital, viviendo una vida más plena y significativa.
