“La mayor gloria no es nunca caer sino levantarse siempre”, dijo Nelson Mandela. En la vida, todos cometemos errores que empañan nuestra reputación y nos hacen retroceder. Una ambición desmedida, una confianza excesiva o un ego desbordado pueden precipitarnos hacia el fracaso. Le ha pasado recientemente a Balenciaga. Desde que Demna Gvasalia asumió la dirección artística de la casa de moda en 2015, Balenciaga ha causado controversias con sus campañas. Les puso tacones a los Crocs, volvió las bolsas azules de Ikea un objeto de lujo, vendió zapatillas destruidas a casi 2.000 dólares. Sus colecciones han sido siempre altamente conceptuales, como cuando envió refugiados a través de una tormenta después de que Rusia invadiera Ucrania. Demna siempre quiso provocar de manera intencional, cuestionando valores y categorías culturales. Hasta que exageró.
En noviembre de 2022, Balenciaga lanzó una campaña en la que mostraban fotos de niños agarrando bolsos que parecían osos de peluche con ropa de bondage. Además, aparecían, mal escondidos, documentos de una sentencia de la Corte Suprema de Estados Unidos sobre las leyes de pornografía infantil. La campaña provocó una tormenta de fuego. La casa de moda fue acusada de tolerar la explotación infantil. Se desató una polémica viral que alimentó debates apasionados en el ámbito de la política y de la cultura. En medio de la tormenta, Balenciaga pidió disculpas y asumió la responsabilidad. “Queremos aprender de nuestros errores e identificar formas en que podemos contribuir”, decía el comunicado. Pero el daño estaba hecho. Adidas, por ejemplo, suspendió su colaboración con la marca. El ascenso aparentemente imparable de Balenciaga se detuvo en seco.
Empezó así para la casa de moda un tiempo de contrición. Demna se retiró a su casa en Suiza, en silencio. Volvió a sus orígenes con un bulto de pantalones y empezó a cortarlos. “La sastrería era mi terapia”, dijo una vez hablando de su infancia. A partir de esta práctica, volvió a retomar el camino. El desfile para la colección otoño-invierno 2023 fue sobrio, sin controversias, distracciones, teatralidad o invitados famosos. Fue una salida al público en puntillas. Balenciaga estaba viviendo su cuaresma. Hasta que llegó el momento de su resurrección.
Dos importantes citas del mundo de la moda le brindaron la oportunidad de regresar. La primera fue la Met Gala, donde Balenciaga organizó una mesa para jóvenes diseñadores que no podían pagar sus propios boletos. Posteriormente fue Cannes con el regreso de los nombres de la alfombra roja al redil. Errar es humano. Asumir la responsabilidad y volver a levantarse es divino. Como declaró la diosa de la moda Anna Wintour, quien personalmente invitó a Demna a la Met Gala: “Siempre he pensado que parte de reconocer los errores de uno es no esconderse sino ser honesto y salir a enfrentar el mundo”. Es cuestión de humildad y valentía.
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