Generación ZYN

En la esquina de un bar, entre risas y cervezas, un grupo de veinteañeros habla de deportes y apuestas. De vez en cuando, uno de ellos desliza los dedos hacia los labios y ajusta sutilmente una pequeña bolsa bajo la encía. No es tabaco de mascar ni un vapeador, sino ZYN, el nuevo amuleto del hombre moderno. Desde su lanzamiento en 2014, ha pasado de ser una rareza en los estantes de Colorado a convertirse en un fenómeno viral con millones de visualizaciones en TikTok. Más que nicotina, ofrece una sensación de pertenencia.

Philip Morris International, a través de Swedish Match, introdujo ZYN en mercados específicos sin gran publicidad, pero su popularidad creció en foros y redes sociales. Los “ZYNfluencers”, con miles de seguidores, lo promovieron como parte de un estilo de vida eficiente y sin restricciones. ZYN representa una evolución en el consumo de nicotina, desplazando cigarrillos y vapeadores por su discreción y funcionalidad. No deja rastros, no produce humo y no requiere encendedor. Su adopción masiva refleja una paradoja: en una era enfocada en la salud, muchos eligen un producto con altos niveles de nicotina justificándolo como una alternativa más “limpia”. En redes como Reddit y TikTok, los usuarios de ZYN forman comunidades con intereses comunes como golf, apuestas deportivas y podcasts de autoayuda. Es una insignia de identidad para quienes buscan optimizar su rendimiento en todas las esferas de la vida. Para ellos, ZYN no es solo nicotina, sino un biohack para mejorar la concentración y el enfoque.

El producto también se ha convertido en un ancla en el debate sobre la masculinidad moderna. Con estructuras tradicionales, en cambio, figuras como Joe Rogan y Andrew Tate emergen como referentes. En este contexto, ZYN simboliza eficiencia, discreción y autocontrol. Los consumidores no ven contradicción entre su búsqueda de bienestar y su dependencia de la nicotina. Lo consideran una alternativa menos dañina al cigarro, pero los expertos advierten que la adicción sigue siendo la misma.

Philip Morris y Swedish Match han reinventado la industria del tabaco, vendiendo la “reducción de daño” en lugar de cigarrillos. En un mundo con regulaciones cada vez más estrictas, ZYN se presenta como la solución perfecta. La FDA en Estados Unidos ha aprobado algunos productos, pero la viralidad en redes dificulta su regulación. La pregunta es si el Gobierno puede controlar un producto que evoluciona más rápido que la legislación. ZYN es el reflejo de una sociedad en transición, donde la optimización personal y la tecnología definen el consumo. No es solo un producto, sino un símbolo de la era digital: invisible, eficiente y con un significado que trasciende su uso original. La pregunta no es si es peligroso, sino qué dice de la generación que lo consume. Bienvenidos a la era de la Generación ZYN.