
“Ese contraste —Dubái vibrante y joven, Barcelona silenciosa y envejecida— me acompañó durante todo el viaje”: Aldo Civico.
Foto: EFE - ALI HAIDER
Aterrizo en Dubái pasada la medianoche. A pesar de la hora, el aeropuerto parece un hormiguero: familias jóvenes con niños dormidos en brazos, adolescentes con auriculares, parejas recién llegadas de distintos rincones del mundo. En menos de cinco minutos he pasado migración gracias a un sistema biométrico tan ágil como silencioso. Sin filas, sin preguntas innecesarias. Todo fluye. Horas antes había estado en el aeropuerto de Barcelona. El contraste fue inmediato. Todo parecía más lento, más contenido. Predominaban parejas mayores, jubilados que viajaban con ofertas low cost. Jóvenes, casi ninguno. Las cifras lo explican:...
Conoce más
