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La política como continuación de la guerra


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Aldo Civico
16 de julio de 2024 - 05:05 a. m.
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El reciente intento de asesinato de Donald Trump nos revela cuán profunda es la oscuridad que envuelve actualmente la política. Este grave acto de violencia es solo la punta del iceberg; una manifestación visible de códigos y comportamientos que hoy en día sustentan el ejercicio político. Hemos reducido la política a una lucha constante, donde la confrontación y la dominación prevalecen sobre el diálogo y el consenso. La política ha dejado de ser un espacio de deliberación y compromiso, transformándose en un campo de batalla donde los fines justifican los medios. En este contexto, la violencia se convierte en un medio para alcanzar objetivos políticos, deshumanizando al adversario y erosionando los fundamentos democráticos de la pluralidad.

La política se convierte así en un perverso juego de suma cero. Michel Foucault, invirtiendo la célebre máxima del general prusiano Carl von Clausewitz, argumentaba que la política es la continuación de la guerra por otros medios. Esta idea resuena hoy con fuerza, no solo en Estados Unidos. Como escribió el New York Times en su editorial del domingo, “la violencia está infectando e influyendo en la vida política estadounidense”.

En realidad, no se trata de un fenómeno reciente. La historia de la violencia política en los Estados Unidos es larga y tiene sus raíces en el periodo colonial. Atraviesa la Revolución Americana, la Guerra Civil y el periodo posbélico de la Reconstrucción, con el surgimiento en el sur del país del Ku Klux Klan para resistir los esfuerzos del gobierno federal por integrar a las personas anteriormente esclavizadas en la sociedad estadounidense. En épocas más recientes, se ha registrado la formación de milicias y grupos paramilitares que han utilizado la violencia para mantener el control social y político en algunos estados. No podemos olvidar los asesinatos del presidente Abraham Lincoln, John F. Kennedy y los intentos de asesinato contra Franklin D. Roosevelt y Ronald Reagan. Además, fueron víctimas de la violencia política Martin Luther King, Malcolm X y Robert Kennedy.

Pero a esta larga estela de violencia política se suman en la actualidad otros factores, como la ubicuidad de las armas, la incitación al odio a través de las redes sociales y la radicalización del populismo, de la cual Donald Trump no es ajeno. Ojalá que el enésimo acto de violencia perpetrado el pasado sábado nos lleve a todos a reflexionar sobre la cultura política que estamos alimentando. Que nos invite a moderar el lenguaje, a tener una mejor disposición para escuchar al diferente. Ojalá nos lleve, sobre todo, a recordarnos que la política debe ser un espacio de encuentro, de respeto mutuo, de una diversidad que enriquece. “De muchos, uno”, recita el lema histórico de Estados Unidos. Este principio debería inspirar una profunda reflexión sobre la política y su práctica hoy, no solo en Estados Unidos.

Conoce más

 

Ramon(78770)17 de julio de 2024 - 02:39 a. m.
EEUU vive una paradoja porque el caso Trump que socaba la democracia en si es una provocación al participar en el juego democratico con tantas deudas con la ley
Mario(16018)16 de julio de 2024 - 04:55 p. m.
Si no fue un autoataque como sugieren muchos, es la obra de un loco que quería hacer sobresalir su nombre.
Alfredo(67430)16 de julio de 2024 - 04:06 p. m.
No se explica como un señor con tantos problemas con la ley, sea elegido candidato a la presidencia de los EUs. Es sorprendente esto por cuanto que los estadounidenses son muy delicados con todo lo amoral y el señor Trump no es una pera en dulce. EUs se está convirtiendo en una de las tantas Banana Republics del mundo. Bueno, a todo imperio le llega su ocaso y hacia allá van nuestros vecinos del norte.
Chirri(rv2v4)16 de julio de 2024 - 09:57 a. m.
Oyeee. deja de alharacas, con fines intelectualoides: el atentado a Trump es cosa de un loquito alimentado con armamento no Guardado a lo bien.
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