Cuando aún cursaba la escuela primaria, a veces, al regresar a casa, sorpresivamente encontraba a mi papá preparando el almuerzo. Entendía entonces que mi madre había tenido una nueva crisis nerviosa. Iba a su cuarto, abría la puerta delicadamente y la veía tendida en la cama, arropada con sábanas, llorando. Era aún un niño cuando la vida me enseñó que la salud mental es una de las cosas más importantes que hay. Hoy quiero escribir sobre una práctica que puede ayudar a mejorarla: el mindfulness, que es una forma de meditación que consiste en prestar atención al momento presente, sin juzgarlo ni evaluarlo.
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Quizás algunos de ustedes al escuchar la palabra “meditación” piensen en monjes budistas sentados en posición de loto. Pero el mindfulness no tiene por qué ser algo espiritual o religioso. De hecho, es una práctica que se ha vuelto cada vez más popular en los últimos años gracias a sus beneficios para la salud mental. Hay un proverbio zen que dice: “Siéntate en meditación y observa tus pensamientos. No intentes controlarlos. Solo permíteles que fluyan sin resistencia”. Este consejo, aunque simple, encierra una sabiduría profunda. En nuestra sociedad acelerada, donde el estrés es una constante y la ansiedad nos afecta a todos, es fundamental encontrar maneras de manejar nuestras mentes y emociones. Y el mindfulness es una práctica que puede ayudarnos enormemente en este sentido. De hecho, estudios recientes han demostrado que el mindfulness puede reducir la ansiedad y la depresión hasta en un 50 % y también puede mejorar la calidad del sueño y fortalecer el sistema inmune.
Pero no tienes que ser un experto en meditación para practicar el mindfulness. Hay algunas prácticas diarias que puedes incorporar a tu vida para reducir el estrés y mejorar tu salud mental. Como por ejemplo, tomar unos minutos cada día para practicar la respiración consciente, enfocándote en la sensación de inhalar y exhalar. Esta es una excelente manera de calmar la mente y reducir el estrés. Además, puedes hacer una pausa antes de reaccionar ante una situación estresante y tomarte un momento para observar tus pensamientos y emociones. Tercero, puedes practicar la gratitud diariamente, enfocándote en las cosas positivas en tu vida y agradeciéndolas. Esto puede ayudarte a sentirte más positivo y optimista, y reducir los sentimientos de estrés y ansiedad. Finalmente, puedes probar la meditación guiada. Hay muchas aplicaciones y videos en línea que ofrecen meditaciones guiadas para el mindfulness.
El escritor y poeta Rumi dijo: “La quietud es el lenguaje de Dios, todo lo demás es una mala traducción”. Y es cierto, solo cuando nos detenemos y nos damos cuenta de nuestro entorno y de nosotros mismos podemos encontrar la calma y la claridad que necesitamos para vivir de forma plena y auténtica. Si estamos buscando una manera para mejorar nuestro bienestar mental y emocional, vale la pena desarrollar el hábito del mindfulness. Hoy mi mamá ha recuperado su salud mental y ha sido también gracias a esta práctica.