Despertamos cada día preguntándonos: “¿Qué me voy a poner hoy?”. Solemos responder en función de lo que sentimos, lo que haremos durante el día, las temperaturas, la sensación que queremos transmitir. Pero hoy, además, deberíamos responder pensando en nuestro planeta agonizante (¿vieron las temperaturas récord que están marcando el verano europeo?). La marca, la cantidad y las veces que usamos prendas antes de tirarlas tienen un impacto directo (y desastroso) sobre la sostenibilidad del medioambiente.
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Por eso fue valiente, además de oportuna, la decisión de la nueva dirección de Inexmoda de seguir apostándole al tema de la sostenibilidad y la circularidad como eje transversal de Colombiamoda. Fue un reconocimiento al lento despertar de conciencia que se está difundiendo entre los consumidores. Fue también una provocación elegante para un país donde el sistema moda se ha regido sobre la moda rápida, aquella que Anna Wintour define como el “ciclo sin estaciones” de la moda. La sostenibilidad del planeta es hoy para esta industria un desafío urgente, aunque difícil, por abordar.
En Colombiamoda se destacaron diseñadores que sobre la sostenibilidad nos hicieron reflexionar, conmover y hasta pensar que sea posible; hay creadores que están cultivando las semillas de una moda más sostenible. Por eso, las pasarelas que más detuvieron mi atención fueron las centradas en el denim, notoriamente uno de los lienzos más utilizados y más contaminantes. Se fabrican 6.000 millones de ejemplares de jeans cada año, se consumen 10.000 litros de agua para cultivar un kilo de algodón convencional y otros 20.000 para procesar un par de jeans. En la colección cápsula Jaguar, por ejemplo, el diseñador Jorge Orozco, en colaboración con Vicunha, logró combinar de manera original tradición e innovación. Recuperó la esencia de la belleza y las costumbres que encontramos en distintos rincones del país uniéndola con una tecnología que facilita el empleo de telas biodegradables, químicos no contaminantes, algodón orgánico y cáñamo, una fibra vegetal que es prima del cannabis. Al igual como pasó en la época del flower power, Orozco nos ilusionó con Jaguar sobre un futuro posible con más paz, amor y libertad.
En la colección Loco afán del diseñador venezolano Alejandro Crocker, hoy residente en Bogotá, los modelos se presentaron como príncipes de Oriente que emergieron de dunas de telas desechadas. Cada prenda era un collage de denim reusado que formaba faldas amplias, capas, fajas y hasta boinas. Fue imposible no considerar la colección de Crocker también como una alegoría del uso desechable que se hace en el mundo no solo de prendas sino también de cuerpos humanos, como, por ejemplo, los de los inmigrantes. Colombiamoda nos recordó así la urgencia y la posibilidad de una trascendencia integral. ¿La belleza salvará el mundo?
P. S. Felicitaciones al director de Inexmoda, Sebastián Díez, por devolverle oxígeno y relevancia a Colombiamoda.
