La grandeza no siempre se revela en lo que hacemos, sino en lo que creemos sobre nosotros mismos. Para Deuce Lutui, un jugador destacado de la NFL, esa verdad cambió su vida en el momento en que Steve Hardison, el legendario coach, le hizo una pregunta desconcertante: “¿Quién es el mejor liniero ofensivo de la NFL?”. La respuesta debería haber sido obvia, pero Deuce no respondió. Había algo que lo detenía, algo más profundo que sus capacidades físicas: una duda enquistada en su identidad.
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Hardison, conocido por su habilidad para desentrañar lo esencial en los demás, no dejó pasar ese instante. En un movimiento inesperado, asumió el lugar de Deuce y, con una convicción arrolladora, exclamó: “¡Yo soy el mejor liniero ofensivo de la NFL!”. Ese acto, aparentemente sencillo, fue un espejo que le devolvió a Deuce su verdadera imagen. Al repetir esas palabras, primero con vacilación y luego con fuerza, algo profundo cambió en él. Su postura se enderezó, su voz adquirió firmeza, y en ese momento entendió que su grandeza no era una posibilidad futura, sino una realidad presente.
Días después, Deuce le escribió a Hardison con una certeza que ya no admitía dudas: “Soy el mejor del juego, el mejor liniero ofensivo de la NFL. Esto es lo que soy”. Esa transformación me lleva a reflexionar en este fin de año sobre una pregunta igualmente poderosa: ¿quién necesito ser para crear el año que quiero vivir? No se trata de una lista de metas, ni de lo que hacemos, sino de conectar con el Yo auténtico, ese núcleo inmutable que ya contiene todo lo que aspiramos a ser.
Es una pregunta que planteo constantemente a mis clientes: ¿quién tendrías que ser para generar valor en tu trabajo? ¿Quién tendrías que ser para encontrar paz con tu pasado y avanzar hacia un futuro poderoso? ¿Quién tendrías que ser para transformar tus relaciones más importantes? ¿Quién tendrías que ser para saber que tu existencia marca una diferencia? Estas preguntas no nos piden ser algo distinto, sino recordar quiénes somos en esencia y comprometernos con esa verdad. Steve Hardison le enseñó a Deuce que el cambio comienza con una declaración de compromiso desde el ser. Por eso, en este cierre de año, te invito a declarar quién eres y a vivir desde tu grandeza. No necesitas buscar fuera lo que ya posees dentro. Esa esencia, tu Yo auténtico, es la base para construir no solo un año extraordinario, sino también una vida plena y transformadora. La verdadera pregunta para este nuevo año no es qué lograrás, sino quién serás mientras lo vives. Vive desde tu autenticidad, desde tu grandeza esencial, y crea una vida que inspire y transforme a quienes te rodean. Feliz Año Nuevo.