Publicidad

Cómo desaparecer completamente

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Alejandro Marín
06 de mayo de 2016 - 11:45 p. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Grandes lanzamientos de música internacional nos enseñaron muchas cosas esta semana. Radiohead es el más importante por la forma y por el fondo.

No toda la música es arte. No tiene que serlo. La música es un ejercicio fascinante que no se limita al arte, así el arte le de mucho valor y diferentes formas de expresarse. Desde el inicio de los tiempos la música ha servido al hombre para muchas cosas que no necesariamente son artísticas.

Por eso ‘Burn The Witch’ es tan valiosa, y en general todo lo que sucederá con Radiohead de esta semana en adelante en 2016: porque está permeada por el arte y por sus símbolos en un momento en que es evidente la diferencia entre un músico y un artista. Y porque siendo una forma artística, y por lo tanto compleja y sofisticada, no adhiere a ninguna de las necesidades del mercado y, aún así, se alimenta de un mercadeo que permite que el arte se destaque por sobre todas las cosas, sin perder un solo peso en el proceso. 

Eso es muy bonito. Que en medio de ese enorme afán que seguro deben tener de hacer muchísimo dinero, no pierden de vista la importancia del arte como un mecanismo precioso de comunicación. Todo en la estrategia de Radiohead es artístico, independientemente del literalismo estético al que se ven subyugados por la misma crítica y fanaticada.

En este caso, desaparecer de redes, dejar todo en blanco, no puede ser más simbólico. Después de registrar una nueva empresa a comienzo de este año - otra gran huella de Radiohead en el consumo de música desde la aparición del ‘In Rainbows’ como una fuerza absoluta e independiente capaz de movilizar a una fanaticada a niveles nunca antes previstos por la industria discográfica - ir limpiando todas las redes es, en realidad, una manifestación única de un artista: en estos momentos de ruido, donde todos tenemos opinión, donde todos los músicos parecen depender de cuánta autopublicidad se hacen, nosotros dejamos todo en blanco. 

Al usar el blanco en todas las redes, Radiohead habla de publicidad: "estamos, pero no estamos. ¿Estamos? ¿Tú qué dices? ¿Lanzamos o no lanzamos?”. El engagement es enorme. La viralidad, imparable. Poner hablar a la gente de Radiohead en medio de la era del EDM es hacer que mucha gente se pregunte quiénes son. Hay proliferación. Hay expectativa. Hay festivales que hacer. Hay boletas que vender. Radiohead lo puede hacer.

El blanco es también comienzo y final. Habla de vida y de muerte. La era del rock ha llegado a su final. Ellos lo saben. Los indicadores son explícitos: La muerte de Bowie. La muerte de Prince. La muerte de Lemmy. La presentación de Oldchella a mitad de semana. Todo ayuda subliminalmente. Mientras que Dylan y los Stones hacen la última gran maroma publicitaria en la que el campo de polo más famoso del mundo será el punto de encuentro de todos aquellos que caigan ante el embrujo de “venga a vernos porque va a ser la última vez, porque nosotros nos vamos a morir”, los Radiohead “matan” la acción en las redes, las ponen todo el blanco para resucitarlas con el canto de un pajarito hecho en Stop Motion, en la madrugada colombiana, en el amanecer británico. Suenan los pájaros. Nace un nuevo disco.

Y finalmente, el significado político, que jamás estará ausente en la música y en los mensajes de Radiohead: el blanco en Facebook, en twitter, en instagram, como una luz en la mitad de tanto ruido, de tanta bulla, de tanta desinformación - sobre todo en la música - es metafórico: hoy más que nunca la música requiere transparencia. Queremos saber a dónde va la plata de nuestro consumo musical y por qué; no solo lo queremos: lo exigimos. Todo eso lo dijo Radiohead esta semana.

Eso es arte.

Y esa ausencia provoca el efecto completamente opuesto: en una era en que el olvido es constante y la memoria distante de la realidad de todos, desaparecer de redes es un absoluto despropósito para un músico que quiera vivir del comercio de sus canciones. Sin embargo, sin mover mucho más que las redes, Radiohead produce blindajes fenomenales: nadie se da cuenta, pero todos aquellos que están a la espera de una nueva canción ya la aman, motivados por la sola desaparición del grupo. Y con la velocidad con que desaparecen, con esa misma rapidez, regresan, para presentar un disco a prueba de críticos, con la secta de fans incapacitada para pensar en lo nuevo como algo menos que una joya absoluta.

Eso es marketing.

Brillante.

Escuche un podcast sobre el tema:

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.