Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Hipótesis de trabajo

Alfredo Molano Bravo

31 de julio de 2010 - 11:00 p. m.

EL CANCILLER BERMÚDEZ —QUIEN ha ido adquiriendo cuando habla un tonito paisa golpeado como el de su jefe— propuso en la reunión de Unasur que los guerrilleros que hay en Venezuela entreguen sus armas allá, pero eso sí, ante fiscales de Justicia y Paz.

PUBLICIDAD

Es decir, lo que llamó “mecanismo de cooperación” consistiría en que Venezuela aceptase ser acusada de santuario de la guerrilla colombiana. En el fondo es una propuesta no sólo ingenua, sino burlona y hasta irrespetuosa con los cancilleres. Más directo hubiera sido pedirle a Chávez que se hiciera el haraquiri.

Es probable que haya comandos guerrilleros en Venezuela, aunque las pruebas presentadas por el embajador ante la OEA fueron pobres, y por pobres, envueltas en ese lenguaje soez puesto de moda por la Casa de Nariño. Por ahí no es la cosa, como diría López Pumarejo.

Las guerrillas colombianas tienden, históricamente hablando, a tener un movimiento espasmódico. Cuando el gobierno de Rojas Pinilla les declaró la guerra en el oriente del Tolima en 1955, terminaron creando lo que Álvaro Gómez llamó Repúblicas Independientes, una expresión usada por Primo de Rivera —fundador del fascismo español— contra vascos y catalanes. Cuando en 1964, el presidente Guillermo León Valencia y el general Ruiz Novoa aceptaron de EE.UU. el Plan Lasso (Latin American Segurity Operation) para acabarlas, la reacción fue crear las Farc y dispersarse por todo el territorio. Cuando César Gaviria ordenó el ataque al Estado Mayor en Casa Verde en 1990 para impedir la participación guerrillera en la Constituyente, la respuesta fue abrir cinco Estados Mayores. Y así. Ahora me parece que ante la intensificación de la guerra a cuenta de la Seguridad Democrática y la nula posibilidad de un acuerdo político de paz, la respuesta de la guerrilla es complicar las fronteras, no sólo la de Venezuela. También se oyó al Presidente de Panamá denunciar la presencia de comandos guerrilleros en el Darién; a la prensa peruana, decir que había colaboración de Sendero Luminoso con las Farc. Sobre Ecuador, ni hablar. Falta Brasil, pero algo está detrás del destemplado revire de Uribe a Lulla. Es posible, pues, que el calentamiento de las balizas no sea mera retórica y en parte lo prueba el afán del actual gobierno por convertir a Colombia en un portaaviones norteamericano. El conjunto cuadra y no necesita evidencias empíricas para fundar sospechas. Que haya guerrilleros en Venezuela es una mera deducción lógica cuando se conoce la historia del conflicto. Pero, sobre la base de lo que Uribe, sus generales y sus asesores gringos e israelitas piensan, sería posible sacar una conclusión distinta: llevar el conflicto a las fronteras no buscaría crear dos, tres vietnams —al estilo del Che—, sino más bien impulsar una presión regional que facilite un acuerdo de paz en Colombia respaldado por los vecinos. Sinceramente: la única manera realista de terminar el conflicto con Venezuela y evitar que nuestro problema contagie la región es un arreglo entre nosotros. Lo agradecería toda la región. La idea de tener que armarnos y de obligar a los vecinos a hacerlo es suicida.

Read more!

Con Uribe no hay caso. La soberbia lo sacó del forro. Peligroso. Pero quizá Santos se pellizque y reconozca que la condición para la Prosperidad Democrática es la paz. La resolución de Unasur en Quito de reunir a los presidentes puede terminar en una iniciativa mediadora del conflicto en Colombia.

Read more!
Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.