La Sierra Nevada de Santa Marta es uno de los monumentos naturales y culturales más bellos de nuestro país. Allí han convivido por siglos cuatro pueblos indígenas, siempre asediados por el poder y la ambición de los blancos. Pero, a pesar de su fortaleza, cada vez las técnicas de dominación y seducción son más sofisticadas y atractivas. De la invasión de la Colonia y la República, pasamos por el control territorial de los armados y en estos tiempos les han metido un caballo de troya que busca dividirlos. La historia de división del pueblo arhuaco empezó hace décadas y ha sido promovida por el Estado, particularmente por el Ministerio del Interior.
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Hace unas semanas un grupo de autoridades, mamos y mayoras, vinieron a Bogotá a tocar puertas. Están desesperados y ya no saben cómo seguir evitando que una fisura interna sirva para romper siglos de historia y cultura. En 2018, cuando se acabó el período de las directivas de entonces, se empezó a ambientar una división interna de cara a la elección del nuevo gobernador. La pelea llegó a los tribunales y se ordenó una reestructuración del sistema de elección. En esas estaban cuando se metió la pandemia, momento que fue aprovechado por un sector, y especialmente por el Gobierno, para darle un golpe de mano al proceso de democracia interna, donde las diferencias se solucionan a través del diálogo.
En agosto de 2020 el sector liderado por Zarwawiko Torres Torres adelantó un proceso de elección del nuevo gobernador sin contar con la mayoría de asentamientos; de los 58 existentes, sólo participaron 17. “Estábamos todos muy asustados con la pandemia, existía prohibición legal para hacer concentraciones de personas y una asamblea nuestra es de 400 o 600 personas mambeando y haciendo trabajo juntos. Entonces nos negamos a la convocatoria y en ella eligieron a Zarwawiko”, explica uno de los mamos que llegaron hasta la capital.
“Cuando estábamos en el trabajo de reestructuración, un sector con intereses distintos a la unidad y que se oponía a la reestructuración desarrolló la asamblea a escondidas, y salieron corriendo para legalizarla con la complicidad de funcionarios del Ministerio del Interior, mediante un acto administrativo. La elección fue tan polémica, que incluso tenemos cuentos de situaciones donde hubo uso de violencia e intimidación. Aquí hay una división promovida por una tendencia de Magdalena y otra de Cesar”, añadió otro mamo.
La división en las comunidades y los debates internos hacen parte de la actividad comunitaria. Es normal que un pulso por un cargo de poder administrativo conlleve polémicas, pero lo que no es comprensible es que el Gobierno nacional cargue los dados hacia el sector con el que se siente más cómodo para hacer negociaciones. “El Ministerio es el causante de esta situación y hemos acudido a la Corte Constitucional y al Consejo de Estado para que intervengan y nos den garantías a todos. Existe una orden de la Corte para suspender provisionalmente la elección de Zarwawiko, pero el Ministerio del Interior se está haciendo el de la vista gorda para subirle el fuego a la hoguera. En toda nuestra historia, el pueblo arhuaco nunca había estado en tanto peligro de que por cuenta de la mano blanca se produjera una fractura imposible de sanar”, concluyó otro.
Para ellos, lo que está en juego es el respeto por los procesos internos y la autonomía de los pueblos indígenas de la Sierra, y solo lo pueden solucionar los mamos, quienes han garantizado siempre la unidad. Romper con ella sólo tiene como fin el interés económico de las élites costeñas y del Gobierno nacional para que se abra la puerta a la minería, la explotación petrolera y el turismo a gran escala que acabaría con Teyuna, y por ahí derecho con la cultura y las tradiciones que le dieron vida a este gran centro de poder espiritual.
