Diciembre es un tiempo de verano en Bogotá y sus municipios vecinos. Son días en que los capitalinos se calzan las gafas de sol y tiran a un rincón la sombrilla. Cuando era niño, eran los días perfectos para remontar el río Teusacá, saltando de piedra en piedra, chapoteando en sus hondos y persiguiendo truchas, que las había en esos días no tan lejanos. Ahora, los días veraniegos me traen la angustia de cuándo el agua se acabará. Y es que este año ha sido de intenso verano; si tuvimos tres semanas de lluvias en el segundo semestre fue mucho, y en La Calera, donde nace el agua de reserva para Bogotá, paradójicamente sus habitantes...
Conoce más
