Publicidad

Bipartidismo de regreso

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Alvaro Forero Tascón
21 de marzo de 2011 - 03:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

LA TENSIÓN PARTIDISTA EN EL INTErior de la Unidad Nacional tiene causas más profundas que la simple competencia burocrática.

Bajo la marea fuerte de la superficie, en el lecho de la historia la placa tectónica del multipartidismo está crujiendo ante la presión que le ejerce la del bipartidismo. El conflicto es producto de que al sistema político colombiano se le formó una “falla activa” cuando el terremoto uribista fracturó la historia entre el viejo bipartidismo y el nuevo multipartidismo.

A éste se le están rompiendo partes importantes como Cambio Radical, porque mientras los cimientos históricos del bipartidismo son profundos, la base de apoyo del pluripartidismo se reduce al proyecto político uribista, que no sólo está perdiendo vigencia aceleradamente, sino que desde su origen fue un sustento frágil por ser personalista, no partidista. El multipartidismo actual es un artificio histórico, una fabricación de Álvaro Uribe para no inscribirse, por razones pragmáticas, en el Partido Conservador donde pertenece ideológicamente. Primero, porque el conservatismo ha sido minoritario frente al liberal, segundo porque los parlamentarios salidos del liberalismo no aceptaban volverse “godos”, y tercero porque el caudillismo requería debilitar los partidos, pero conservar a los congresistas clientelistas.

La Unidad Nacional es, en la práctica, el regreso del bipartidismo, o mejor, de un pacto bipartidista entre las fuerzas conservadoras, conformadas por el Partido Conservador, sectores del Partido de la U y el PIN, y las liberales del Partido Liberal, la U y Cambio Radical. El gobierno Santos refleja ese pacto con una plataforma conservadora en lo económico, y liberal en lo político y social. Juan Manuel Santos está cabalgando sobre dos caballos que corren juntos porque tienen una rienda común. Maniobra asombrosa del jinete, porque la convivencia partidista es difícil por la nostalgia de uno de los caballos, el conservador, que no para de relinchar pues parece no haber asimilado la nueva realidad: que el expresidente Uribe perdió el control hegemónico de la política colombiana el día en que Santos pactó con el liberalismo y Germán Vargas Lleras, adquiriendo independencia política e ideológica frente a todas las fuerzas políticas. Independencia que ha sido la clave del gobierno de Santos para implementar su fórmula de tercera vía, consistente en atajar la agenda retardataria del poder regional representada por el uribismo, e impulsar la agenda del liberalismo, que es producto del triunfo del ala moderada sobre la serposamperista contra la que combatió Santos. Y en conservar el apoyo popular uribista manteniendo las banderas de la seguridad y la confianza inversionista.

Si no fuera por la presión que Álvaro Uribe sigue ejerciendo sobre el sistema político colombiano, se estaría cerrando el paréntesis histórico de la ficción multipartidista y recomponiéndose la tradición bipartidista, ajustada con dos nuevos partidos minoritarios en formación. La pregunta es si la realineación partidista que parece inevitable tarde o temprano, será producida por Uribe empujando los sectores afines de la U y del PIN hacia el Partido Conservador, o por Santos jalando a las mayorías de la U de regreso al liberalismo.

Conoce más

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.