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Diplomacia para defender la seguridad nacional

Alvaro Forero Tascón

22 de agosto de 2022 - 12:30 a. m.

Hace bien el Gobierno Petro en calmar el extremismo ideológico que le redujo a la política exterior la capacidad de perseguir los intereses estratégicos del país, especialmente en materia de seguridad nacional.

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La seguridad nacional colombiana depende inclusive más de factores externos que internos. De ese tamaño es la necesidad de unas relaciones exteriores pragmáticas, sin idealismos ni ingenuidades. Sin una nueva colaboración de países como Estados Unidos y Venezuela no es posible garantizar la seguridad nacional para alcanzar una paz plena. Estados Unidos es esencial para reducir el impacto del narcotráfico que alimenta la violencia, y Venezuela, para viabilizar las estrategias política y militar contra guerrillas y organizaciones dedicadas al narcotráfico.

Con Estados Unidos es necesario reformar la política criminal de combate al narcotráfico basada en extradición y erradicación de cultivos. Aunque la extradición sirvió para atacar el poder corruptor y sicarial de los narcotraficantes al no dejarse condenar por jueces colombianos, se ha convertido en un obstáculo para desmontar las organizaciones criminales. Las estructuras delictivas reemplazan en horas a los capos extraditados y se mantienen prácticamente intocadas, mientras la justicia colombiana se queda sin delaciones de otros criminales, sin información sobre rutas, ni pruebas contra miembros de la fuerza pública sobornados, etc. La colaboración desde el exterior es ineficaz porque no les representa rebajas y beneficios a los extraditados, que en muchos casos logran evitar ser reenviados a Colombia al final de las condenas en Estados Unidos. Eventuales negociaciones en busca de la paz total no son viables sin garantías de no extradición. Estados Unidos estuvo de acuerdo con esas garantías para las Auc y solo cuando continuaron delinquiendo le exigió al Gobierno de Álvaro Uribe no amparar políticamente a los principales capos del narcotráfico mundial. En materia de cultivos está demostrado que no se reducen con erradicación por causa de la resiembra, que se requieren muchos más recursos de cooperación para un plan de sustitución suficientemente ambicioso que reemplace la economía ilegal por una legal.

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Si Venezuela tiene la capacidad de alojar guerrillas y facilitar el tráfico de drogas, es un contrasentido graduar de enemigo al Gobierno de ese país para que no haga nada para evitarlo. Así como Juan Manuel Santos logró que Hugo Chávez pasara del enfrentamiento agrio con el Gobierno Uribe a presionar a las Farc a dejar las armas y llegar a un acuerdo de paz, la administración Petro puede “voltear” a Maduro para que presione al Eln a cambio de reconocimiento internacional y colaboración binacional. Pasar de una diplomacia basada en defender principios democráticos atacando gobiernos no democráticos a una basada en defender los intereses de seguridad nacional y las necesidades de apoyo regional para la búsqueda de cambios en materia de lucha contra el narcotráfico requiere que Colombia se enfoque en lo que une a los países del continente y no en lo que los divide.

Colombia tiene grandes necesidades de colaboración diplomática bilateral y multilateral que solo alcanzará con una política exterior realista.

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