Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Duque, ejecutor

Alvaro Forero Tascón

23 de septiembre de 2018 - 04:40 p. m.

Algunos están desconcertados con el comportamiento político del presidente Iván Duque.

PUBLICIDAD

Cómo va a pasar la reforma tributaria por el Congreso con esa coalición tan precaria, se preguntan. Sin mermelada no funciona la política en Colombia, dicen.

No ven dos cambios que el presidente Duque parece tener claros: el sistema político colombiano está en transición y la democracia representativa está muy desgastada.

Mientras vivía en Washington como funcionario del BID, Iván Duque presenció un hecho político que seguramente marcó su comprensión de la política: un presidente fue bloqueado sistemáticamente en el Congreso por una oposición que no tenía las mayorías. Barack Obama llegó a ser tildado de irrelevante por su incapacidad de pasar sus iniciativas por el Congreso. Solo logró un éxito legislativo, Obamacare, que terminó significando su sentencia de muerte legislativa, porque le costó todo el capital político y selló la decisión de los republicanos de no permitirle pasar ninguna iniciativa más.

Obama logró cambiar la situación cuando aceptó que no podía hacer grandes reformas legislativas, y se dedicó a gobernar basado en la inmensa capacidad del poder ejecutivo. Recurrió a expedir órdenes ejecutivas y a tomar medidas, unas prácticas y otras simbólicas. Al hacerlo subió en las encuestas y logró que al final su gobierno fuera visto por sus éxitos y no por sus fracasos. En el ranking presidencial más reciente, elaborado con la opinión de historiadores prestigiosos, fue uno de los peores presidentes en relaciones con el Congreso, quedó de número 39, pero fue el presidente número 12, entre más de 40, una posición muy destacada. En algunos puntajes parciales sobrepasó a titanes como Washington, Roosevelt, Lincoln, Kennedy y Reagan, y en el resultado total, a triunfadores modernos como Bill Clinton, que estuvo 22 puestos por delante de él en relaciones con el Congreso.

Como senador, Duque presenció cómo un gobierno con mayorías arrolladoras en el Congreso, el de Juan Manuel Santos, vio sucumbir sus reformas a la justicia, a la salud, a la educación. Y cómo la oposición les quitó legitimidad a muchos de sus logros con la acusación de que eran conseguidos con “mermelada”. Está viendo cómo Donald Trump, con mayorías en el Congreso, no ha podido reversar el Obamacare ni financiar el muro contra México, y sin embargo tiene una situación económica inmejorable y está transformando tanto a su propio partido, como la política de su país y las relaciones internacionales.

Read more!

Iván Duque parece consciente de que el éxito de su presidencia no depende de la coalición política que domine, sino de su popularidad y del estado de la economía. Y que para ello necesita oír primero a las encuestas que al Congreso. Oír lo que quiere la gente en materia de dosis mínima, por ejemplo, y actuar con decretos rápidos y no con leyes. O con decisiones ejecutivas en materia de combate a los cultivos de coca. Pero sobretodo sabe que su popularidad depende de la percepción popular sobre su combate a la corrupción. Y sabe que, si está del lado de la opinión pública, las reformas modestas pasarán por el Congreso.

Seguramente Iván Duque no aspira a pasar a la historia como reformador sino como ejecutor.

Read more!

También le puede interesar: "Crisis liberal: defender las libertades o unirse a Iván Duque"

 

No ad for you

Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.