Gustavo Petro puede liderar a América Latina para proponerle a la ONU un periodo de transición de cuatro años hacia la legalización de la cocaína, en el que se inviertan billones de dólares en sustituir cultivos y ahogar el negocio ilícito.
Una transición para cambiar el paradigma de la prohibición, no para que crezca la oferta de cocaína sino para reducirla sustancialmente mediante un redireccionamiento de la inversión hacia la sustitución de cultivos y la interdicción de precursores químicos. Un periodo para apremiar a los países a hacer los esfuerzos e inversiones que no están haciendo, conformándose por comodidad con una política fracasada.
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