Es posible que Álvaro Uribe haya imitado hasta el peor error de George W. Bush. Éste perjudicó la guerra contra el terrorismo por ir tras Saddam Hussein con propósitos reeleccionistas. Uribe pudo haber vulnerado gravemente la seguridad democrática, por emboscar a Chávez con propósitos de hecatombe. Uribe va ganando el duelo político con Chávez, como Bush ganó el suyo con Hussein. Pero como en Irak, faltan los padecimientos, con los cuales aflorarán las mezquinas causas de esta confrontación innecesaria. Ojalá la historia no dictamine que Chávez fue el Irak de Álvaro Uribe, y de los colombianos.
Porque a Colombia podría ocurrirle con las Farc, lo que le está pasando a Estados Unidos con Al Qaeda y las guerrillas talibanes en Afganistán. Que después de varios años de una ofensiva militar exitosa para derrotarlas, éstas han tomado nuevas fuerzas y están resurgiendo. La poderosa máquina de guerra de la OTAN, apoyada por tropas de otros países coordinados por Naciones Unidas, está fracasando en Afganistán porque Estados Unidos dejó la tarea sin terminar, distrayendo la atención hacia Hussein e incendiando políticamente la región. Recientemente los subversivos han logrado fortalecerse, apertrechándose en regiones inaccesibles, estimulando la siembra de amapola para financiarse y, sobre todo, refugiándose y armándose en Pakistán.
Las Farc podrían hacer lo mismo. Ya están replegadas en sus zonas de influencia histórica, donde las Fuerzas Armadas sólo pueden golpearlas aisladamente. Ya derrotaron la erradicación de cultivos y están produciendo cada vez mayores cantidades de droga. Sólo les falta refugiarse en un país vecino, como han hecho históricamente las guerrillas de todo el mundo. Aunque hay versiones de que las Farc se refugian en Venezuela, hasta ahora esa no era una práctica generalizada. Eso podría estar cambiando porque, al ponerlos en evidencia, el presidente Uribe despojó a Chávez y a las Farc de su prestigio internacional, pero a cambio de proporcionarles excusa para asociarse abiertamente.
Si las Farc logran consolidar a Venezuela como santuario seguro para entrar y salir a su antojo, habrán sobrevivido a Álvaro Uribe, reinventándose de nuevo, esta vez como beligerantes transnacionales, así como sobrevivieron al naufragio del comunismo convirtiéndose en guerrillas narcotraficantes. Habrán burlado de nuevo el cerco militar, como hicieron siempre que las Fuerzas Armadas estuvieron “a punto” de derrotarlas, gracias a la geografía y a su capacidad política para capitalizar las “contradicciones” de su adversario —primero la guerra fría, luego el narcotráfico y ahora la confrontación con Chávez—.
Pero, ¿por qué Estados Unidos permitió que su cerco en Afganistán se evaporara? Porque cuando la guerra antiterrorista estaba perdiendo interés dentro de Estados Unidos, por la percepción de que la guerrilla Talibán estaba próxima a caer mientras Osama Bin Laden seguía libre, Bush fabricó en Irak una nueva confrontación para mantener el fervor antiterrorista y lograr su reelección. Aunque Irak era un país ajeno al problema, servía el propósito político porque Bush alegaba que Hussein auspiciaba secretamente a Al Qaeda. El resultado de la invasión a Irak fue que Bush ganó la reelección, pero está perdiendo “la guerra contra el terror”, porque reivindicó políticamente a Al Qaeda y a los talibanes en la región, permitiendo que se fortalecieran desde Pakistán. Quizá por el parecido entre la problemática colombiana y la afgana, Estados Unidos trasladó a Afganistán a su embajador en Colombia, William Wood, para que aplicara la receta colombiana contra las Farc. Ahora sería interesante regresar a Wood para que nos previniera sobre lo que sucede en Afganistán, porque a raíz del conflicto político con Venezuela, en Colombia podría generarse una situación peligrosamente parecida.
Las Farc pueden terminar siendo el único beneficiario de la introducción de Chávez en el conflicto colombiano, como han sido Al Qaeda y el Talibán del fiasco iraquí. Porque así el Presidente recapacite, y entienda el peligro de haber permitido la injerencia de Chávez en el conflicto interno, puede resultar más costosa la salida que la permanencia, como le sucede a Estados Unidos en Irak. Porque es posible que la única salida que quede sea entregarle a Chávez, como indemnización, las riendas de un proceso de paz, o la confrontación armada.