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Queridos Patricia y Alejandro, queridos ministros:
En muchos de mis escritos y conferencias sobre educación, he dicho que hago lo que hago y soy quien soy, gracias a que fui el “peor” estudiante en el “mejor” colegio de Colombia.
Afortunadamente los años y la experiencia me han demostrado que ninguno de los dos adjetivos eran ciertos: ni yo era (soy) la lacra inservible con que me habían rotulado, ni el Colegio San Carlos era (es) el Harvard de los colegios colombianos. Lo único cierto es que yo estuve durante 11 años en el lugar equivocado recibiendo, a la fuerza, un tipo de educación que iba en contravía de mis aptitudes, dones, predisposiciones, talentos…
(Entendiendo el talento como la mezcla armónica entre aptitud y actitud.)
No podemos mentirnos: un alto porcentaje de niños, jóvenes ¡y maestros! se aburren como ostras en los colegios. Las aulas son jaulas, los educandos bestiecillas cautivas y muchos de los profesores, funcionarios mal pagados que no fabrican alas: dictadores de clase… intentando mantener disciplinados, formateados y “mansitos” a esos rebaños que no quieren estar allí. (Muchas de las violencias que se viven en los colegios y que se extienden a las calles, se incuban en el aula.)
Hoy le escribía a mi amigo más antiguo, Mauricio Rodríguez (¡nos conocemos desde hace casi 60 años!): fuimos compañeros de pre-kínder en el Colegio San Patricio y co-víctimas durante 11 años en el San Carlos:
“Mauro:
Debemos analizar qué porcentaje del currículo está destinado a cada una de las áreas del conocimiento y por qué:
Matemáticas 40 %
Ciencias 30 %
Lenguaje 15 %
Humanidades 10 %
Artes 5 %
¿Algo así? … ¿Por qué?”
La teoría de Howard Gardner sobre las Inteligencias Múltiples es una carta de navegación -de justicia y de reconocimiento- para las varias y complejas posibilidades del Ser.
Debemos “horizontalizar” la educación:
Su Majestad (viril) el cerebro matemático y científico debe permitir a la mente sensible (femenina) expresarse. Necesitamos una educación más “andrógina”: más artística, más humanista, más completa. Un Ser total. El éxito académico y profesional debe ceder el paso a la plenitud vocacional. Hacer lo que amamos, amar lo que hacemos … y SER.
Queridos ministros de Cultura y Educación:
Uds. dos ¡unid@s! son los llamados a transformar l@ mentalidad y l@ “co-razón” de este país enfermo.
