¿Estamos actuando como buenos ancestros de las generaciones futuras?
En 1972, en plena revolución verde, Jack Harlan publicó el artículo “La genética del desastre”. El botánico y genetista estadounidense advertía que, en la medida en que la población del mundo crece a una velocidad superior a la de cualquier otra época, la diversidad de los cultivos es sometida a un declive sin precedentes. Cual profeta, avizoró que nos movíamos de la erosión a la eliminación genética: “La línea que separa abundancia y desastre se está haciendo cada vez más delgada y la gente no es consciente”.
Esta es una de las reflexiones que Dan Saladino, productor y presentador de The Food Programme en BBC Radio 4, recoge en Eating to Extinction: The World’s Rarest Foods and Why We Need to Save Them (Comer hasta extinguirnos: Las comidas más raras del mundo y por qué necesitamos salvarlas), un recorrido por tradiciones culturales amenazadas, comidas en riesgo de desaparición, la perversidad de los monocultivos y el declive de la diversidad genética: ¡cómo en el último siglo hemos cambiado nuestra alimentación con tanta violencia!
En contraste, retrata la resiliencia: bancos de semillas para futuras generaciones, experimentos de agricultura sostenible y personajes como Nikolái Vavílov, quien viajó durante 25 años en 180 expediciones por Asia, Europa y América, buscando los “centros de origen” de los productos agrícolas que hemos domesticado.
Hemos confundido globalizar con homogenizar. Hablamos mucho de la extinción de animales y reivindicamos la diversidad humana y de otras especies animales marinas y selváticas, ¿pero y el universo botánico?
La invasión de Rusia a Ucrania es solo otro “campanazo”: la escasez de trigo y la dificultad para comprar fertilizantes terminaron por impactar el precio de la canasta familiar en casi todo el planeta.
Saladino alerta: de las 6.000 especies de plantas que los humanos hemos comido a lo largo del tiempo, hoy el mundo solo consume principalmente nueve; entre ellas, solo tres (arroz, trigo y maíz) proporcionan 50 % de todas nuestras calorías. Si agregamos papa, cebada, aceite de palma, soya y azúcar (remolacha y caña), tendremos un 75 % de todas las calorías que alimentan a nuestra especie.
Este no es un libro para devorar, cada página merece ser degustada. Es de lenta digestión. Este cazador-recolector de historias es inclasificable en los anaqueles, por cuanto combina observaciones antropológicas, narración literaria, historia, método periodístico y poesía (el fragmento dedicado a los recolectores de miel que se comunican con pájaros para llegar a los panales conmueve hasta las lágrimas).
Estamos destruyendo nuestra pequeña (cuerpo) y gran casa (planeta)…
Saladino no es un “gastronauta” más, su apetito intelectual y físico escudriña en el pasado para procurar un mejor futuro. Su obra es periodismo cultural, indispensable, que busca cambiar el mundo desde la intimidad de una cocina o una huerta casera. Gracias a su publicación, hoy se celebra el primer Día de la Diversidad Alimentaria.
En 2022, su libro hizo parte de las listas de recomendados del Sunday Times y del New York Times Book Review. Y mereció, entre otros reconocimientos, el Wainwright Prize y el Fortnum & Mason Food Book Award.
¡A catar sus historias en el Hay Festival!
Saladino, Dan (2022). Eating to Extinction: The World’s Rarest Foods and Why We Need to Save Them. Farrar, Straus and Giroux.