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De dos reyes y “feminismos plebeyos”

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Ana Cristina Restrepo Jiménez
21 de septiembre de 2025 - 05:02 a. m.
De dos reyes y “feminismos plebeyos”
Foto: Captura de pantall
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“Grab them by the pussy” (“Agárrelas del coño”), la conversación de Donald Trump, publicada antes de su primera elección como presidente de Estados Unidos, no le hizo cosquillas al electorado, como tampoco lo logró su relación con el traficante de mujeres Jeffrey Epstein. Que dos varones adultos con poder instalen en el debate público instrucciones como “agarrarnos del coño” o entrenarnos para “acompasar” el “clítoris y el cerebro” para “ser una gran mujer”, como lo hizo el presidente Gustavo Petro, es la reconfiguración de un mundo perdido —el reino de los patriarcas— a través del lenguaje. La paradoja es que mientras el primero lo hace desde una posición abiertamente antifeminista, el segundo… también, pero con la plena convicción de ser un abanderado de la igualdad.

A Juan Florián, el nuevo Judith Butler de vereda, no le “fluyó” su intento de teorizar para violar la norma de paridad, no solo porque no ocupó el cargo para el cual fue nombrado en el Ministerio de la Igualdad sino porque en el camino caricaturizó las luchas históricas de la comunidad LGTBIQ+. No obstante, estamos en deuda con el hombre (que nació varón y se identifica como tal) que quiso ser llamado “ministra” porque ubicó la discusión en el vórtice: cómo el patriarcado ha instrumentalizado los discursos feministas para ponerlos a su servicio y recuperar —¡arrebatar!— el espacio de lo público que las mujeres hemos conquistado.

El caso Florián evidencia cuatro grandes triunfos del patriarcado: 1) permear los debates feministas para desfigurar el discurso; 2) resolver los conflictos de paridad política de distintas minorías políticas con los espacios políticos que nos corresponden a las hembras adultas, las de cromosomas XX, las mujeres; 3) categorizar los feminismos desde el binarismo de “buenos” y “malos” para promover la cancelación de voces de mujeres: dividirnos para que ellos, otra vez, controlen el discurso y las decisiones desde lo público; y 4) la generación —para nada espontánea— de una tribu misógina y cantinflesca que ve en los feminismos una conspiración misandria para conseguir el dominio planetario.

“Por sus frutos los conoceréis”: ¿Defiende la igualdad quien premia con altos cargos a personas con antecedentes de violencias basadas en género (de público conocimiento) como Hollman Morris o Armando Benedetti? ¿Es igualitaria la romantización de la explotación sexual y de los vientres subrogados que ha hecho este gobierno (¿Habrá algo más neoliberal que considerar el cuerpo de una mujer un objeto de transacción comercial?)?

Como en toda puesta en escena, el lenguaje construye el universo donde ocurren los actos, configura el reino: “El soldado herido era curado por la mujer más bonita de la guerrilla”, “perdimos” a la funcionaria recién casada y un extenuante etcétera que hunde en el fango lo esencial: la experiencia de ser mujer, aquella que plasma la obra de artistas como Annie Ernaux o Piedad Bonnett; Artemisia Gentileschi o Berthe Morisot; Janis Joplin o Chavela Vargas. Pina Bausch. La furia de Marcela Valencia en las tablas. Toda Alejandra Pizarnik (“Y qué es lo que vas a decir/ voy a decir solamente algo/ y qué es lo que vas a hacer/ voy a ocultarme en el lenguaje/ y por qué/ tengo miedo”).

Desde su trono, el rey dispone: “Lo que me complace, es un movimiento feminista que no solo mire el techo de cristal para mujeres privilegiadas […] Necesitamos un feminismo plebeyo”.

El patriarca ordena que lo “complazcan” con un “feminismo plebeyo”, subordinado. Gustavo Petro, cuya oratoria lo perfilaba como una suerte de Jorge Eliécer Gaitán, terminó convertido en el verbo de Donald Trump y el sustantivo de Ricardo Arjona.

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Ccdaw(0kmc6)23 de septiembre de 2025 - 11:07 p. m.
Feministas perdidas, luchan contra los hombres, no contra el sistema. Es más importante joder a Petro que soplar contra el capitalismo.
Alberto Rincón Cerón(3788)22 de septiembre de 2025 - 06:33 p. m.
¡Magistral! Gracias, Ana Cristina Restrepo.
Alberto Rincón Cerón(3788)22 de septiembre de 2025 - 06:33 p. m.
¡Magistral! Gracias, Ana Cristina Restrepo.
Pipo Solarte(exbqo)22 de septiembre de 2025 - 08:17 a. m.
El problema del presidente es que se acostumbró a twitear lo que primero se le ocurre, creyéndose un genio iluminado que nunca se equivoca. Resultó bueno para echar carreta y pobre ejecutor sin control sobre su variable e improvisado equipo. Faltó un Navarro Wolf.
Martha Aguirre Diaz(81749)22 de septiembre de 2025 - 03:24 a. m.
Excelente columna, me identifica
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