El espíritu de Pablo Escobar, narcotraficante convencido de la importancia de permear los espacios políticos e institucionales del Estado, ronda la Mesa de Diálogo socio-jurídico de la Paz Total (MDSJPT) en la cárcel de Itagüí. Al margen de las razones del rechazo a este proceso por parte del alcalde Federico Gutiérrez y del gobernador Andrés Julián Rendón, por el bien del departamento más victimizado del país, los antiguos y actuales mandatarios locales deben ser convocados al laboratorio de diálogo que cumple su primer año.
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“El coronel Raúl Suárez, comandante de la Policía de Córdoba, me llevó a reunirme a la finca de Uribe (...) Uribe siempre tuvo conocimiento de la operación de El Aro”, dijo Salvatore Mancuso ante la JEP, sobre el exgobernador Álvaro Uribe.
“En la zona de San Pedro, varios años después [Henry de Jesús López] me dijo que Luis Pérez venía a hablar con él. Eran muy amigos”, declaró ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) Dairo Úsuga, alias Otoniel, desde la cárcel de Florence, refiriéndose a los frecuentes encuentros entre quien fuera su subordinado, alias Mi Sangre o Salvador, con el exalcalde y exgobernador.
¿No es la MDSJPT el escenario ideal para que Sergio Fajardo y Alonso Salazar expongan los errores y aciertos en los procesos de desmovilización durante la época conocida como “Donbernabilidad”? (La experiencia de Salazar sería invaluable en esta coyuntura). ¿Qué revela el silencio de Gustavo Villegas, exsecretario de Seguridad condenado de la primera alcaldía de Federico Gutiérrez? ¿O el del exgobernador Luis Alfredo Ramos, en libertad condicional?
En W Radio, Sebastián Murillo, alias Lindolfo, le solicitó al actual alcalde que dialogue y, a la vez, lanzó un salvavidas: “Gran parte de la verdad ya está dicha”. ¿Para qué una paz sin memoria?
Jorge Mejía, facilitador de la MDSJPT, reconoció en Blu Radio: “Estructuras que se han logrado consolidar treinta años en el territorio no es solo por el usufructo de rentas, sino de vínculos con la institucionalidad, con sectores políticos. Sin esos vínculos, difícilmente hubieran sobrevivido”. Sobre la participación de exmandatarios locales, dijo: “Confieso que no hemos abordado con detalle ese asunto”.
Las declaraciones de Mancuso sobre el exgobernador Uribe llegan como anillo al dedo para esclarecer las relaciones que, desde los años noventa, las administraciones locales han establecido con la criminalidad (de hecho, los exalcaldes de otros municipios, como Rionegro o Bello, también tendrían mucho por decir dada la movilidad de las estructuras). El abogado Jesús María Valle lo enunció sin ambages: “El meridiano de la violencia pasa por Antioquia”.
¿Estarían dispuestos Luis Pérez, Sergio Fajardo, Alonso Salazar, Aníbal Gaviria, Federico Gutiérrez y Daniel Quintero a lucir ese anillo de compromiso con la verdad? ¿Acaso la MDSJPT busca dinamitar la punta de la pirámide, como ocurre en la JEP, donde los comparecientes se despachan contra Mario Montoya como si hubiera actuado con absoluta autonomía, sin órdenes superiores?
Controlar cifras de violencia a punta de pactos con criminales para contener los reportes de seguridad es una forma de domesticación de las bandas criminales y de sedación de la ciudadanía. Una paz urbana sin mandatarios locales no es más que una apuesta por el reciclaje y la perpetuación del delito.