¿Veinte mil cuerpos de desaparecidos en un hangar en El Dorado?
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Diversas autoridades y varios medios rechazaron el informe del Comité de Desaparición Forzada de la ONU. Tal indignación no se compadece con los secretos (¡a voces!) que guardan los hangares colombianos.
Los 81 del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín, no solo son parqueaderos de ultralivianos, pipers, cessnas y helicópteros: los techos de esos galpones, que juegan con el perfil del Valle de Aburrá, son una venda extendida sobre la herida que, durante más de cinco décadas, mantienen abierta los carteles del narcotráfico.
“El avión, pues, aterriza, y al final de la pista los pasajeros pueden apreciar a Dios crucificado en el aire a la entrada del cementerio más extenso de la ciudad. Esta es la acogida que se les da a los turistas en el infierno: la ciudad más violenta del mundo recibe a sus visitantes con la visión apocalíptica de una infinidad de tumbas”, escribió hace 30 años Héctor Abad Faciolince, en Asuntos de un hidalgo disoluto.
Hangar 70. 01/11/2007: “Aquí no se permiten sapos” es el cartel que encontraron al lado de la secretaria Nancy Ester Zapata Orozco, asesinada de un tiro en la nuca. Siete años después, el CTI de la Fiscalía General de la Nación (FGN) emitió un reporte: “[…] se ha avanzado en aspectos que eran desconocidos para la presente investigación y se avizora que es factible que la causa de la caída del helicóptero […] piloteado por el capitán Jaime Taborda Botero, obedezca a acciones criminales que se hayan producido dentro del Aeropuerto Olaya Herrera, con anterioridad al despegue de la aeronave”. Zapata Orozco había escrito en un correo electrónico sobre la posibilidad del saboteo del helicóptero en el que murió el ex secretario de Gobierno de Antioquia, Pedro Juan Moreno.
Hangar 25. 09/09/2009. Atada de pies y manos, en un baño, fue hallada sin vida Diana Cristina Urrego. De acuerdo con la FGN, murió por asfixia mecánica. Como directora ejecutiva estaba “encargada de los permisos y [las] licencias de los pilotos y toda clase de aviones”, según aseguró el entonces comandante de la Policía Metropolitana, Luis Eduardo Martínez.
En los albores de los ochenta, el Consejo Superior de la Aerocivil y su director, Álvaro Uribe Vélez, autorizaron la importación de una aeronave a Martha Upegui de Uribe, “la Reina de la Cocaína”. También le dieron luz verde a Israel Londoño, cuñado de los hermanos Ochoa Vásquez, y a Antonio Correa Molina, testaferro de Pablo Escobar, para que trajeran al país sendos helicópteros. Y así… Investigación ampliada, con fuentes originales, en Cuestión Pública. (Leer: ‘El vuelo fatal’, de Daniel Coronell; Los Jinetes de la cocaína, de Fabio Castillo; Las licencias de Uribe, de Yohir Akerman).
¿Hablar de veinte mil desaparecidos en un hangar como si fuese la nueva “leyenda” de El Dorado, o aceptar una conversación sobre la verdadera historia de los hangares colombianos?
“¿Aviso, admonición, mensaje premonitorio? Podría ser…”, continúa Abad Faciolince en su ciudad de “ficción”. Hace solo tres días, en el aeropuerto Olaya Herrera, la FGN incautó un monomotor en un operativo contra el ELN.