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Nacieron en 2016 por iniciativa del comediante Gavin McInnes. En un comienzo, se trataba de un puñado de machos que se reunían en un bar para exclamar consignas como “soy un chovinista occidental” o “me rehúso a excusarme por no ayudar a crear el mundo moderno”. Sus normas: prescindir de compañía femenina, tomar cerveza y reivindicar su posición en el mundo occidental. Los Proud Boys, celebración del poderío del hombre caucásico, del sexismo, del racismo, de la xenofobia y la misoginia, luchan contra la “amenaza comunista” (lo que sea que eso quiera decir).
La libertad de expresión fue la sombrilla de estos activistas de extrema derecha, quienes crecieron en adhesiones que enarbolaban las banderas de la “incorreción política”, cobijados por un nivel de ignorancia tal que consiguieron gran visibilización a través de un hombre de origen afrocubano: Enrique Tarrio. Por los hechos del 6 de enero de 2021 en Washington, los Proud Boys enfrentan cargos por conspiración sediciosa.
El ataque al Capitolio demostró que lo más grave del lenguaje y de los actos del expresidente Donald Trump no fue su efecto inmediato, sino su poder de legitimación a largo plazo.
El discurso de Trump no solo nutrió y envalentonó a los Proud Boys, sino que trasladó a lo público conversaciones en voz baja de clubes y yates privados. Cebó populismos como los de Nayib Bukele y Andrés Manuel López Obrador.
El “cójanlas (a las mujeres) del coño”, de Trump, no dista del “recibo a la Virgen Santísima y todas las prostitutas que vivan en el mismo barrio”, de Rodolfo Hernández. El “fenómeno político” que compite en la segunda vuelta de un país que se jacta de ser la “democracia más estable de América Latina” no se explica únicamente por su desprecio a la clase política, por el contagio trumpista según el cual todos los políticos, sin excepción, son corruptos.
¿“Outsider”?
¿De dónde emerge una figura como Andrés Escobar, el ciudadano que se vale de su fama para “hacerse viral” armado, disparando y difundiendo discursos de odio en el paro nacional? ¿Por qué la Fuerza Pública no hizo nada al respecto? ¿Cómo se explica que varios uniformados enfrenten procesos por tortura agravada y privación injusta de la libertad de civiles? ¿Por qué la autoridad permitió que civiles atacaran a manifestantes? ¿Cómo es posible que la Fiscalía de Francisco Barbosa se tardara más de un año en imputar a Escobar y a otros ciudadanos y miembros de la Fuerza Pública?
Iván Duque lució una chaqueta de la Policía frente a un CAI, justo cuando algunos miembros de esa institución eran señalados por la tortura y el asesinato del ciudadano Javier Ordóñez. Cuando ya se sabía que varios uniformados habían disparado en contra de los manifestantes.
¿Tratar de hacer una piñata con la Ley de Garantías es una versión naíf de “limpiarse el culo con la ley”? ¿Acaso la participación subrepticia en política del presidente en eventos regionales, nacionales e internacionales es parte del mismo rollo... de papel higiénico?
Lejos de ser un “outsider” sin adhesión partidista, Rodolfo Hernández es el perfecto “insider”: recoge la cosecha de 20 años de buenos muchachos, los Proud Boys criollos.
