“Abortar es matar. El derecho a abortar debe ser el único derecho a matar que la gente debe pedir a la ley”, escribe Natalia Ginzburg en Las tareas de casa y otros ensayos.
Es posible ampliar el alcance de las palabras de Ginzburg a un caso adicional, otro “derecho a matar”: la eutanasia.
La resonancia del verbo matar nos deja inmóviles, en cuanto pronunciarlo anticipa su poder histórico, filosófico, jurídico, ético, moral, religioso. Social. Quien se atreve a justificar la posibilidad de matar —en casos de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) y eutanasia— controvierte un derecho que culturalmente nos han inoculado como...
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