Los periodistas somos cajas de Pandora, arcas de la alianza, cuartos de sanalejo, tumbas: archivos de historias jamás contadas. Algunas llegan a convertirse en tinta, viajan por espectros sonoros, se convierten en imágenes; otras, en cambio, sobreviven únicamente en nosotros.
“Sé qué hacer con la desgracia, /cómo sobrellevar una mala noticia, / disminuir la injusticia, / iluminar la ausencia de Dios”, escribió Wislawa Szymborska (estas palabras de su “Prospecto” bien podrían referirse a la soledad de un periodista).
Después de años de ejercer el oficio, sentimos que muchos de los relatos que guardamos en las entrañas parecen escalar...
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