El libreto de Gustavo Petro es una copia al carbón de la tragedia antioqueña. Colombia sigue los pasos del departamento que se ha posicionado como laboratorio de radicalización del conservadurismo. Los candidatos de derecha serían simples extras en esta obra si no fuera por el protagonismo de personajes como Daniel Quintero, quien aceitó la máquina(ria) para que Andrés Rendón y Federico Gutiérrez arrasaran en las urnas.
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Acto I: El “bacán”. Álvaro Uribe propone “caras frescas”: Federico Gutiérrez I (camuflado como “independiente”) y II, en Medellín; e Iván Duque, en Colombia. Es preciso bajar el listón, deteriorar la calidad del debate público: si Gutiérrez y Duque pueden gobernar, cualquiera puede. Hasta Quintero.
II: “Soy de izquierda”. Carta electoral efectiva para posar de “rebelde contra el establecimiento”. Después de sus militancias camaleónicas, Quintero cabalgó sobre la izquierda antioqueña (la que padeció el exterminio de la Unión Patriótica) para llegar a la Alcaldía.
En el reality ministerial, el “primer presidente de izquierda en Colombia” reveló que “no es de izquierda” sino un “humanista”, como Pepe Mujica. Como si el líder uruguayo alguna vez hubiese fungido de soplón ante la Embajada de Estados Unidos para estigmatizar a sus copartidarios. Según los Petroleaks, Petro afirmó que no descartaba que Wilson Borja y Gloria Ramírez tuvieran “vínculos inapropiados con las FARC”. E intentó presentar al pensador liberal que fue Carlos Gaviria como vocero de la izquierda radical (Véase: https://n9.cl/081mw).
III: Factor “XY”. En una exhibición de política patriarcal, alientan bodegas digitales para demoler a sus críticos con mentiras y falacias ad hominem. El Pater dominante, incondicional de otros machos alfa, como Álex Flórez o Armando Benedetti, es esclavo de su ADN cultural: ¿cuántas sanaciones se le atribuyen a Carlos Pizarro? ¿O es que los guerrilleros “más bonitos” carecen de poderes curativos?
IV: Los “locos”. Los aliados que sacan votos hasta debajo de las piedras: Luis Pérez Gutiérrez, con Quintero; o Benedetti, con Petro. No son locos. Se hacen los locos… ante las declaraciones de “Otoniel”, el primero; con “papá Pitufo”, el segundo. ¿Las basuras de Xavier Vendrell en Medellín califican como “locura”?
V: Entre Aureliano y Laureano. Como cualquier Laureano Gómez, para Petro y Quintero la prensa libre es una enemiga (Uribe, quien se declara víctima de una “periodista especializada en difamarlo”, se frota las manos en esta coyuntura). ¿“Macondianos”? No, ¡antidemocráticos!
VI: Bandeja de plata. Quintero le sirvió su “sancocho” a la derecha reaccionaria de Rendón y la “parchada” de Gutiérrez. Petro ya ha cosechado públicamente a sus contendores/interlocutores: el achiote y la yuca de las elecciones presidenciales 2026.
VII: Detrás del telón. Según la Defensoría del Pueblo, el crecimiento del Clan del Golfo disparó los confinamientos, desplazamientos y la violencia selectiva: “Se ha extendido de 213 municipios en 2019 a 345 en 2024”. Su expansión en un 62 %, los corona sobre disidentes, elenos y otros narcos.
He ahí la gran tragedia de este plagio: quien pierde los derechos no es su autor.